Breathe

Breathe
Nunca ha habido nada, pero todo lo que hay es mío.

5.29.2007

The tears in my eyes

El último trago de alcohol y me callo o ¿te digo?

Te digo, papá, no me podés hacer esto.

Porque, está bien, no estuviste durante 21 años pero ahora te necesito.

Ahora la lucidez me pentra un poco, dejo de lado el lúdico trago alcoholizado y le doy una última pitada al cigarrillo.

¿Sabés?

Nadie me saca lágrimas tan fácilmente... Así que hiciste un buen trabajo, uno fino, ignorarme por completo por un mes, ser yo la que te llamaba, la que te buscaba para encontrarme con mis hermanos al final del ring, diciéndote que los quiero ver cuando en realidad te quiero ver.

Me decís: Quiero recuperar estos 21 años, es todo lo que importa.

Te grito que es mentira, te lo grito acá en estas letras porque mi cobardía impide que te lo grite.

Entonces hundo mi rostro en la almohada, rechazo los brazos de mi madre que intentan consolarme, le grito que me deje sola.

Sola, que palabra, si la conoceré.

¿Vos tenés idea lo que se siente? ¿Alguna vez lo sentise en un corte? ¿Alguna vez sentiste el sabor delicioso de toda esa sangre que se torna mórbida en el dolor de un hogar roto?

Y escribo, acá, ¿para qué haberte conocido?

Tenés palabras.

Sí, soy bonita, poné una pancarta en la puerta de mi casa y te diré: muchas gracias, adiós.

¿De qué me sirve que me digas que soy hermosa?

Eso, padre, me lo puede decir cualquier hombre y de tu boca no tiene más repercusión de la que tiene lo mismo dicho de la boca de un amante.

Yo quiero que me conozcas, eso quiero, o al menos, que quieras conocerme.

Qué me digas que soy hermosa, pero no por mi cabello y mis ojitos, que me lo digas por mirarme y saberme, saberme en la mirada.

Palabras tenés, palabras tengo, quiero acciones.

Acciones que borrás impunemente entre las mentiras de tu boca.

¿Me amás? de eso no hay duda, como bien dice Mabel.

Hay dudas de que ese amor no sea solamente una frívola palabra. Qué cómoda manera de amar! Amar en la no-acción, amar casi en el anonimato.

Anonimato de 21 años y contando, lamentablemente, contando...

(Una historia, mi historia, esta historia)

Eat you alive

Vos, muñequita de porcelana de ojos hermosos, de cabellos tan negros y miraditas y gemidos y muñequita. Eso.

Eso es más que estás letras, es más que tipear alguna crueldad, estos mismos dedos que te penetraron las emociones y, para colmo, te penetraron adentro, un poco más adentro de los adentros que me gustaría haberte hecho.

Porque es así, sentadita al costado de mi cama y mirándome endeble y anonadada, admirando mi belleza, mis gestitos tan locuaces, mis manos acompañando a la voz que no conocés porque no conociste jamás mi llanto ni vas a hacerlo.

Suponé, visulumbrá un cristal enorme.

Visulumbrá un espejo. Mirá a una Dama parada en frente, con los labios bordó suspirando y negando con su cabeza la noche que inagura el verdadero yo.

Bueno, imaginalo porque solo vas a imaginarlo.

Una imagen mía que no van a ver, ni vos ni nadie, no quiero ¿entendiste?

Un abrazo, ok, un abrazo, tus brazos rodeándome y apretándome fuerte, tu boquita de puta balbuceándo: Sos tan hermosa.

Sí, bla bla bla, soy soy soy: soy eso que te quiero mostrar.

Paradita, inocente, inhabitable.

Eso, la última palabra tomémosla como mi voz: Inhabitable.

Es que así es mi cuerpo, querida.

Imaginá de nuevo y ponele un nombre: Desierto de nadie.

Imaginá un cartel que dice “Nadie” y una flecha que va directo a mis adentros, una flecha que entrecruza un corazón que quiero que entrecruce, mirá mis dedos, esos que te pentraron pero no esos, mirá mi manito izquierda, esa que tiene anillo. ¿Lo ves? Se llama “Anillo de automatrimonio” anillo de compromiso con la libertad, libertad que estuvo siempre.
Imaginá un piso árido de emociones, un piso llano, liso, interminable y magnífico que me censura a Ser. Imaginate eso e imaginate ahí, hablándole al eco, diciéndole al eco que no me podés sacar de tu cabeza.
Imaginá ahora mi sonrisa malévola, esa sonrisa que pocos conocen, las cejas levantadas, la boquita entreabierta, los ojos entrecerrados, la lengua humedeciendo el labio superior y la risita mientras mi cabeza se mueve, lentamente, de un lado al otro.

Imaginate lo que pienso o mejor no lo imagines. Mejor ni quieras imaginarlo, muñeca.

Mejor… mejor imaginá mi boca, nuevamente, sobre la tuya, penetrándote con la lengua, humedeciendo tus labios, jugando, moviéndome, diciéndote que no. Imaginate ese no.

Ahora imaginate una puerta al final del recorrido.

Levantate. Movete despacio, como en un camino sospechoso de ser recorrido, como algunos gritos agonizantes a los costados, súplicas, palabras bonitas quemadas por mi encendedor interno que las mutilan, palabras descuartizadas en 20 partes y masacradas por una risa ilegible: estúpidos.

Ahora, acercate a la puerta, vela de lejos, de roble, sencilla, añejada y con algunas astillas que se clavaron junto con la flecha y… te acercás.

Ves las cadenas. La ves clausurada.

Movés la manija, una, otra vez.

Nada.

Golpeás.

Nada.

Golpeás.

Ya voy, me lavo las manos y voy, te digo.

Muevo ligeramente la comisura de mis labios hacia la derecha, como siempre. Hago un pequeño gestito pícaro, me muerdo el labio inferior.

Abro.

Entrás a un cuarto. Las paredes revestidas de piel cortada, los cortes de otros que ya mutilaron mis gritos y mis llantos y Romina, no te olvides de Romina y el rojo de sus uñas, de Maricel y las rosas rojas, los pimpollos que florecen y se mueren al rato de alguno de sus ademanes que cortaron otra vez la piel.

Imaginate un tatuaje en la piel: Warning.

Imaginate esa piel que perteneció a ellas dos y luego a nadie, a ninguna mujer más porque… imaginate que a esa piel la incendiaron de tanto jugar con fuego, un fuego que consumió toda lágrima y ahora la piel está seca de placer, ahora sus venas agilizan el veneno que suavemente sale por mis labios.

Bien.

El piso.

Pisás suavemente y sentís un crujido.

¿Ves? ¿Podés verlo?

Bajá la mirada.

Pisaste un cadáver. Uno. Dos. Tres. Los huesos fueron ese crujido, los huesos de un cuerpo de 42 kilos que podría haber muerto cuando Romina derramó una lágrima mientras decía que me amaba pero yo era mujer, muy mujer, demasiado mujer para el hombre que deseaba.

Escuchás a lo lejos un llanto intermitente y concentrado, como una sopa de lágrimas espesas, un grito desesperado y el sexo violento con su novio, un grito desesperado de tenerla y luego acalla toda la habitación.

Se reviste de negro.

Las rosas de sus paredes se marchitan.
La luz de sus velas se apaga.

A lo lejos se escuchan tres campanadas.

Mirás, me buscás, no estoy.

Del otro lado un vidrio y me ves, tirada en el piso, con la mirada perdida cosiendo mis venas cortadas.

No podés ver lo que hay en el fondo de ellas, Selina (o Darina, eso lo iba a decir el destino que no fue destino), ellos tres penetrando mi más amargo trago, mis dientes rechinando miles de gritos ahogados en el sufrimiento y el asco teniendo el sexo más salvaje y repulsivo que habrase visto. No podés ver sus manos rozando mi entrepierna ni sus brazos asfixiándome mientras empieza a faltarme el aire y toso y le suplico que me suelte porque me va a matar. No podés ver esa patada en el vientre y mi respiración inhalando el desesperantemente poco oxígeno que entraba, no podés ver el hambre que nadie entendió, el hambre que decidí tener, el cuerpo y las costillas sobresaliendo, como quebrando la piel, el cádaver perfecto que quería autolamer…

No. Vos solo ves una suerte de cicatrices.

A veces hay mucho detrás del cristal, el cristal que parece tan bonito, tan bello que te dan ganas de inmortalizarlo para contemplarlo eternamente…

El cristal que se rompe, se resquebraja y grita.

No.

Vos solo ves un cristal, posiblemente fuerte pero no.

¿Ves? No me ves, no me vas a ver.

No voy a permitirlo.

Piel y Warning.

Prohibido tocar.

Alter-acción

-¿Qué te pasa?
-Nada, me voy a caminar.
-No, para, charlemos.
-No te quiero escuchar.
-A ver, mi amor, ¿qué te pasa?
-Me pasa que no quiero un diagnóstico, la gente es diferente toda, no somos un manual.
-Pero puede ser un diagnóstico hacia atrás y no hacia adelante.
-Dejate de boludeces, vos escuchaste a los médicos, DSM IV y me lo meto en el orto.
-No, podría ser físico.
-¿Vos lo viviste? ¿Te creés que fue físico? Fue un autonálisis más fuerte que el que te harían 20 psiquiatras en relación conjunta durante 12 horas.
-Pero, mi amor.
-Me voy a caminar dije.
-No. Estás muy alterada.
-BuuuuuuuuuuuuuuuuuaaaaaaaaaaaaaaaaaAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
-Mi vida, ¿qué te pasa?
-¿Qué me va a pasar? Qué tengo problemas y no te los voy a contar, no te son relevantes, no importan para vos, dan lo mismo.
-Bueno no me los cuentes...
-¡ES QUE ESE FORRO HIJO DE PUTA NO ME LLAMÓ EN UN MES ENTERO Y AHORA RESULTA QUE SOY "UNA MAS"! ¿Puedo irme a caminar? -por favor-
-No, lo voy a llamar

Ring.

-Porque Natalia tiene razón, tiene razón en lo que dice, está furiosa, no puede ser que no la llames en un mes ni para ver como está y...

(Se escucha, por nextel)

-Yo no pienso cambiar ni jota de mi vida Mabel, estoy ocupado.

Cama.

Llanto, llanto, llanto.

-Calmate Naty, vamos a un médico
-NO QUIERO UN PUTO MÉDICO! ¿PARA QUE ME DIGA QUÉ? ¿EH? ¿EXPLICAME?
-Para que te de un Lorazepam sublingual.
-Pero trae el maldito clonazepam y punto y me re cago en los médicos, ¿Vos te creés que ellos entienden lo que son las mentiras? "Hija te quiero, te amo, sos hermosa" y después que responda que no va a cambiar ni J, que tiene 5 hijos y que eso le quita tiempo para, aunque más no sea, llamarme!?!?!?! Me meto al medico en el forro del orto y la re puta que lo parió a él, a la perra, a magolla y a su hermana.
-Naty, calmate mi amor, no podés respirar.
-QUIERO IIIIIRRRRRRRRR A CAMINAAAAAAAAARRRRRRRRR DEJAME SOLAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
-No. Estás alterada.

(Me quiero cortar)

-Bueno, vamos a fumar un cigarrillo al patio.
-¿Sabés? Es que son mentiras, las mentiras rasgan adentro, duelen, queman despacio, son desiluciones que...

-Cuando vos eras chica, el siempre hacía eso. Cierto día, cuando rompí con él, vos ya no entrabas en el moises y necesitabamos una cuna. Le pedí por favor que me ayude, que no había dinero, que no podía comprarla, que haga una changuita y te compré aunque sea la cunita más barata... Volvió con un colchón roto que encontró en la calle. Lo miré y le dije:-Ahí dormís vos, no la nena.

Mensaje de texto: Me duele que no me llamés. Natalia.

Vacío, respuestas vacías, nada, ni su voz ni su nombre o su nombre solo clavado en el dolor. El llanto inconsolable, el abrazo que le rechazo a mi madre, las palabras que le rechazo a la vida, la soledad de ser hija de la soledad. El tiempo en el que el celular silencioso silencia las lágrimas que ahogo y luego me dejan sin aire. Quieta, como adormecida con una pastilla, poso mi rostro en la almohada y luego espero, a que pase el tiempo y la oniria entrevea este recuerdo, clavado y marcado para siempre, sus palabras:
Yo no pienso cambiar ni J de mi vida.

¿Vos no me trajiste al mundo acaso?

Eso ya cambió la mía, Daniel.

5.28.2007

Martin's Art

Cuando él sea famoso yo voy a estar ahí, con el pelo rojo y un buen vino en mano, orgullosa de como lo felicitarán por su gran capacidad artística.


Videito que ni llega a rozar la capacidad creativa que tienen sus dibujos en vivo en directo:




By Animación 1er año 2006 Fuc.
(Sin k)


"Fundación universidad cine" (o adhierase la K y diga mierda)

5.27.2007

Music and all the things you feel

Belleza penetrando mis oídos, elevándome más allá de las palabras...

FC / Hackuna - Hayling

don't think about all those things you feel -just be glad to be here.

Típica noche de Martin, tipicos platillos, comidas caseras, buena música, buena compañía y la melancolía desdibujandose así como la noche empieza a tomar una forma certera, amena, suave, dulce, la monotonía se desdibuja así como se marca el trazo de su crayón sobre nimiedades, dibujos tontos, risas irrelevantes, pero risas.

Reirme en el día tan negro de hoy.

Cuánto tiempo, demonios.

¿Para qué dejar tantos lapsos entre los buenos momentos?

Demonios.

Cortando el vacío de vacíos, navajas y

Recubro mi habitación de negro. La luz que viola la obscuridad, filtrándose por la ventana, corrompiendo a la almohada desnuda de llanto.

Podría haber sido de noche u hoy, podría no haber sido hoy.

Podría pisar todos los nombres, una, dos veces, con más indiferencia pero pisarlos; pisarlos Natalia, es no ser indiferente.

Podría tomar ese teléfono y llamarla furiosa, volviéndole a preguntar nuevamente un porqué. Para oír excusa y sandéces varias sobre sofocantes argumentos interminables.

Excusitas baratas de pendeja barata.

Podría llamarlo a él y preguntarle porqué soy indiferente, porqué no hay causas a mi rechazo, porqué ahora se borran todos los dibujitos infantiles en donde él ya estaba borrado.

Podría edificar algo, salir a capital y dibujar, habano en la mano, Glamour Recoleta sobre mi cuerpo desilucionado.

Podría reirme con alguna nimiedad.

Algo. Broma. Risa.

O alcohol en mano es alcohol en sangre, palabra en mente es palabra que muere.

Podría gritar un poco, un halo de ira porque ella decide fácilmente que soy frágil.

Prohibido tocar, entonces.

O tocar para prohibir.

El juego interminable y acerritmo de desvirtuar las emociones hasta que se nulifiquen del todo, dejar tamaña insoslayable soledad en un banquito en Recoleta.
Cruzar las piernas, no cruzar miradas con nada porque hoy detesto la gente.
Sentir nauseas internas cuando veo ojos que quizás podrían ser mirados pero no lo son porque no quiero, ni miradas, ni manos, ni observaciones sobre la nada que siente un Todo que se escribe sobre el silencio.

Aún no he dicho nada.

Hay mucho para decir y nadie para decirlo.

Esa figura que traspasará la muerte algún día, impregnándose en todo el rencor de la sobreprotección.

Quiero un grito, una muestra de crueldad, un enojo y un no. Lo que no quiero es su mirada contemplativa y repugnántemente invasiva sobre mis ojos.

Un beso húmedo cargado del rechazo y que ahora se me ocurre que no me bese nadie, que no me observe nadie mientras tipeo.

Clausurar la ciudad desde el otro lado de la pantalla, mirándola como un espejo emocional, traspasando la mente un instante e intento, a todas luces, apagar la luz.

Cuando quiero quizás renombrar algo iluso, irme un rato de la ilusión de no estar para estar.

No estoy. Me voy. Me fui. Desaparecí de la agonía de los discursos que quiero asesinar.

¡Basta de esto! Digo en mi mente que grita lo que no grito.

Las personas, esas volátiles almas recubiertas de balbucéos estúpidos sobre estúpidas cuestiones de nada.

Arreglar un paraguas por si llueve y, entonces, no llueve.

O la lluvia cae sobre el frío de los marfiles amoldados a la vereda, caen para rebotar y doler y calar las venas del hambre también.

¿Qué he sentido?

El sentido que ahora no siento.

Trapo de papel en el suelo. Muñeca de trapo escribiendo estupideces.

Nenita, estúpida, tonta, desconocida porque quién sabe no sea tan estúpida, quién sabe haya algo más a descubrir pero ahora el sol, lentamente, desdibuja su trazo, la habitación en un color indefinido, grisáceo obscuro, más luz, menos luz, clarobscuro Barroco.

La TV, inmundicia del vulgo, hace tanto que no habla alguna fantasía aterradora.

Podría ser la vida de alguien.

¿Por qué no la mía?

Porque no hay vida, Natalia, no hay vida.

Vivir es caminar, es salir, es creer y descreer e intercambiar una serie de letras del presente no escrito.

Acá, presente, fantasía aterradora.

Muñequita de torta petrificada.

Maniquí inmutable congelado por el hielo del corazón que gemiría ¡No me importa! Que no importe tampoco gemirlo, carajo, esa es la cuestión.

Salir a violar el día inmundo. Las luces que no pasan, los coches que se pasean, un día a día agonizante de la rutina.

-Es que el tiempo no pasa –digo.

Y no lo entienden.

No entienden que el reloj apenas deja un rastro de media hora en la soledad de mi habitación. Recién empieza el día y ya espero la noche. Recién llegada la noche ya espero el día para esperar la noche para odiar el relój.

Tac, tac, tac, la canilla de agua perdiendo.

Maldita gota que corrompe el silencio.

Si puediera tan solo asesinar el texto de mi mente y este putrefacto negro que se filtra por entre las líneas del pensamiento que, fervoroso, intenta defecar contra la lucidéz.

Es noche, es de noche en mí.

Es mi nocturno paraíso de nombres sin personas.

Seguiré quieta esperando, quizás, un resabio del callarse.

Quiero ver la sangre filtrándose entre mis dedos, la sangre impura, negra, obscureciendo y maldiciendo todo esto.

Maldita sea.

Nacer bajo el sol naciente, yo habría preferido una luna menguánte, consumiéndose suavemente para llegar a cero y volver a llenar el Todo.

Libros, libros, más impunes relatos de mi adicción.

Me siento, compañero favorito y siniestro, viajante que me lee cuando lo leo y me viaja, intemporal, acaecido de silencio, no molesta, no exije, no habla, no elige interlocutor.

Lo elijo. Muevo sus hojas suavemente e imagino una pequeña sonrisa del autor ya muerto. La sonrisa de ser leído su dolor, o sus alegrías, o sus incoherencias, su sofisticación y me pregunto donde está.

¿Dónde estás, Julio?

Ya está, lamento no haberte conocido. Pero más lamento seguir conociendo para que duela no conocerte, otra superficial noche de superficiales soles que se van, gracias por irse; punto y coma.

Me gustaría ese algo. Sentarme, en silencio, al lado de un Julio. Sonreír ligeramente, levantar la mirada sin mover el rostro y…

-Caballero, gustaría… -le pregunto.

Y me dice: ¿Le puedo leer?

Éxtasis, antinomia del vacío, su nombre que a mi nombre ahora me hace mujer.

Pero sigo, doy vuelta el texto, otra vez, intento estúpido e imperturbable de sentir; una escritura que ondea las letras como volviendo hacia atrás, comportamientos tontos de la nena tonta.

Salir a la nada, esperando a que un Julio repare en mí.

No reparará, pienso.

No está. Escribo: No está, entedelo, no hay otros, somos distintos cada ser y cada momento y es dejar pasar el deseo de tener lo que no se puede, lo que se llevo el tiempo.

Porque el tiempo pasa y nos vamos desilucionando del tiempo mismo. Ahora que es ahora pero antes que era maravilloso por ser antes, ahora que antes no era maravilloso porque antes del antes era maravilloso, y así hasta remontarme a mi primer libro en mis manos a los 3 años, a mi primera escritura a los 5, al juego interminable de la curiosidad y ahora que ya no está, no es curiosidad sino discurso, no son preguntas sino respuestas sin sentido por no estar articuladas en el conocimiento.

¿Quién sabe? Nada.

Oír remitentes de palabras secas.

Es eso. Ahora no basta una palabra para maravillar, ahora además tiene que tener la acidez de un buen jugo de limón, la humedad de un día de otoño, el cabello ondulando sobre las palabras para que tengan esa gracia.

Palabras tintes de ese algo más inefable.

Palabras que no me salen, creatividad muerta, autora muerta en muerte de palabras.

Autora muerta por la autoría de una vida que se cansó de morir y renacer tantas veces.

5.26.2007

La noche sin vos.

Creo que la noche termina en soledad.

Cuando susurran, ciudad 0, noche 0, bandejas de entrada de más ceros susurrando a una persona.

Creo que la noche termina en un susurro, cuando se callan los gritos que, silenciados, aquejan este grito.

Decirte algo, quién sabe qué, solo para llenar una suerte de impregnación de mis dedos sobre su piel, susurrando otro nombre, otro grito, otro pedido casi escueto de silencio.

Decir, ¿qué decir? ¿Y ustedes que querrían que diga?

Qué el humo del cigarrillo aún sale por mi boca, un minuto luego de fumarlo, paseándose por los pulmones de la creatividad que suspira sus gemidos sobre mi almohada, su perfume sobre mi sábana, deseando que fuera Él y no tus cabellos gimiendo, ese gesto que domino despacio con mis dedos interviniendo tus intenciones de tocarme.

Pero toco, me toco sutilmente, me río, un despecho de la belleza, vos inmortalizándome en una foto, tu Dama en el flash de una cámara congelándome despacio, una mirada, los dedos jugando con el cigarrillo, el deseo de Él sobre mi almohada y la ausencia, que no, no está Él, eso no es cierto.

Es solo sexo, un juego meloreador entre mis palabras, un juego de jugarte, de tenerte, muñequita de porcelana de ojos grandes y enormes y te miro y sonrio, lentamente, recuerdos de las palabras que ayer he tipeado: jugar a las muñecas.

Luego vos, que venís y que me abrazás y mi mente se disfuma suavemente, viaja a otro lugar, a otro momento y a otro abrazo y te abrazo fuerte como queriendo abrazar un recuerdo de sus manos, de mi apoyada contra su virilidad gimiendo que no me deje así, que no me vaya en ese taxi, que no lo diga.

Está bien, me voy, así son las cosas, me tenía que ir por respetarlo, por quererlo quién sabe un poco más de lo que debería y comprender que no podía, que no habría estado bien...

Pero luego me fuí y se fué, dejando ese humo en mi mente, que me disfuma suavemente y juega conmigo, mientras yo decido jugar con otro porque en realidad...

En realidad el juego no se terminó, fue ese fuego que quedó sin consumirse, consumiéndome por dentro despacio, deseando mi mirada sobre este espejo, fantaseando con su mirada y tenerlo adentro mío, rozando mis partes ilegibles, esas que no escribo y solo a Él le he confesado.

Entre confesiones, tampoco he confesado, solo fue una manera de jugar a tenerte en otra.

Yo ya lo he dicho...

... las mujeres poseen una particularidad a la hora del orgasmo, el rostro no se define demasiado bien en el placer, sino más bien en una suerte de dolor, como si las estuvieran destripando, descuartizando en pedazos dedo a dedo, penetración a penetración, y luego fueran a partirse en mil pedazos, en una magestuosa explosión de: Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhh.


Y te pregunto: Linda, ¿¡Estás bien o te estás muriendo de dolor!?


Y me respondés: Me encaaaaaAAAAAAANNNNNTAAAAAAAAa a aah ahhh aaahhh ahhhh AH!


Como qué sí, como que te estás muriendo del placer en un extremo en el que van a estallar todas las galaxias.
Yo te miro, perpleja, con una suerte de ternura, y voy más despacio, a ver si te me quebrás.
Después salgo, en portaligas, me fumo un pucho, entreabro la boca y tiro el humo, y la entreabro porque no le permití nada a tus dedos, no querida; no, es marca registrada, no tocar, no jugar, NO.


A ver si nos entendemos: Dominación.


Quietita y a ver, a ver, abríte de... A ver...
Ahora de nuevo, otra vez ese rostro que casi, casi, me asusta, esa carita inocente y febril como si te estuviera cortando y lamiendo la sangre, como si te estuviera tajando profundo y hondo, más y más hondo entre la humedad de las paredes (... de la habitación) y giran, más y más rápido y vos intentás tocarme mientras que tu voz se escucha desde el tercer piso pero no, no querida, que no te pregunte: Ah! ¿No te pregunté?


¿Qué le vas a decir a tu novio a todo esto?


Mejor nada, por favor, para problemas.


Decile que estabamos viendo el mago de oz, al fin y al cabo fue magia, entre Dorothy cantando: Somewhere y encontrando tu somewhere unas varias veces, que se que está a ver... acá, a 6 centímetros o menos en ese hueco y lo sé por tu rostro y tus uñas clavadas a mis hombros como quebrándome porque te estás quebrando en una expresión congelable: Casi la muerte del placer.

Por eso.


Un orgasmo es el momento en el que está por morir el placer.


Para congelarlo ahí y no preguntarte demasiado más, después de tus ademanes, tus palabras, tus abrazos y, quizás...

Vos tampoco deberías de preguntar nada, algo así como alguien de quién te he hablado porque quizás, en mi mente, mientras te penetraba con toda esa pasión comprimida, tenía otra cosa en la cabeza.


Corrijo: Tenía a otra persona en la cabeza.

5.24.2007

Un vestido y un...

Que si no hubieras aparecido con esa rosa roja enorme, querida…

No sé quién fue la estúpida que dijo que los diamantes son los mejores amigos de una mujer. Si sé, una tal Marilyn. A ella la compraban difícil, a mi me compran con rosas, que habrá que ver cuanto me compra una rosa.

Una rosa roja no es solo una rosa. Una rosa expresa un poco más, es un galanteo casi dandy de una dama frágil. Tu sonrisita entremezclada con esos ojitos rebosantes y una rosa.

Así, como un murmullo.

Después las fotos, el flash y mi escote, los zapatitos de charol y mi boca entreabierta, el labial amatista, el labial rojo, el vestido a pintitas, el vestido negro y Lacrimosa de fondo y la rosa embebida en agua, esperando marchitarse para que yo la inmortalice bajo cinta adhesiva.

Para inmortalizar el día de hoy, también, mientras te leía algo, mera excusa para que apoyes tu cabeza entre mis piernas y acariciarte el cabello, enmarañarlo y dejar tu cabello recogido algo perturbado por mis manos.

-El sábado vamos a cortarnos el cabello –te digo.

Así, como si no quisiera cortarme el cabello sino verte, una pequeña sonrisa esbozando que te acordaste de mí en varios momentos, que hasta ella se puso celosa de mí cuando me conociste y, debo admitirlo, estás tanto más madura.

Una señorita.

Las señoritas son algo fluctuante, cambian de opinión a cada rato pero ese modo por el que me mirás no cambia. Tampoco tu boca cuando te marqué con labial en tu mejilla y luego observé que casi, casi, corrías tus labios.

Pero yo te limité, bellamente.

Porque es así, dama, las mujeres no somos fáciles, especialmente con otras mujeres, especialmente cuando las otras mujeres galantean con una rosa.

¿Sabías? El blanco es el color de la amistad, no el rojo, querida.

¿De qué estamos hablando?

Comunicación omnisciente.

Una rosa y tu miradita, esa que captura como el flash de tu cámara, mis labios, mis uñas, mis piernas, mis piecitos juguetenado con unos instantes de cariñosos galanteo oculto.

Feel in G

Como decirte entre palabras una sensación.

Un aroma a Axe, en el tren, me hace viajar hacia algunos secretos ocultos. O una canción..

“I don’t want to be a bad woman cause I can’t stand to see you be a bad man.”

No sigue mis emociones pero la canción se entremezcla entre líneas de palabras, bellamente ocultas detrás de una pantalla, marcando certeramente un insante al que me traslada tu memoria, indescriptible por letras insuficientes.

Balbucéos intentando recordar que las palabras solo balcucean intentos de explicar.

Bellas palabras y la nada perdida, la calma obtusa que se eleva y la canción que canta.

“We made no sense, no sense, we have no… Can you see, can you see, the moon is so hollow”

Abro el perfume que usé aquella noche. Simplemente una botella azul que me remite a una emoción vieja y tan nueva y repentina como ese recuerdo siendo invadido por uno nuevo: el recuerdo del ahora.

Perfume, deslizándose por mi cuello desnudo, desnudando un prefacio a una novela escrita en mi pensamiento sobre vos.

Mientras tipeo, inconcluyentemente, un texto que va a tener final pero no va a concluir nada de lo que se puedan usar palabras.

Las acciones, peroraras abstractas de la guitarra que deja de sonar, del deseo de tus manos que va a sucumbir en este acto, la habitación que cambia de colores, el corazón que ya deja de palpitar, el nerviosismo que se esfuma y yo que me acerco lentamente a la descripción en un par de palabras que se me hace insuficientes, el silencio tuyo, las habladurias mías.

Un perfume y una canción.

Estúpidas odas de lo indescriptible.

5.22.2007

Bandeja de entrada 0 (-) = 2 + 2 = 5.

Una percepción estúpida.
Vana percepción que se evapora apenas intento rozarla.
Después vuelve, a mis manos, como pidiéndo que encapsule el momento de euforia.
Ahora los ojos nuevamente se retraen, vuelven a esa melancolía de copas rotas que huele a un poco de alcohol medicamentoso que no puede evaporarse entre mis venas.
Vuelve a la otra noche y a ojos que colapsan en mi mirada, pasan fútiles, insantáneos, lucrando con el mercado del placer y la habitación completamente a obscuras.
Mail: Nos tenemos que ver.
Vernos, un instante fútil, una palabra amena que diga que todavía me recuerda como en esos viejos tiempos.
Un café, el aroma a café y los videjuegos, otra vez silent hill y su cabeza postrada sobre mi regazo, el silencio que son lágrimas compartidas por no poder entender porque este maldito vacío entreviene al colapso de la música en mis oídos, la bella música que ondula la memoria, otra vuelta atrás, otra vez sus caricias y su boca amagando y mi sonrisa que lo censura y le dice que no. Su pequeña mirada melancólica, su pequeña mirada perdida en los recuerdos de lo que yo denominaría amistad pero quién sabe a él no le encaje bien.
Voy de encaje, solamente por amor al rubro del amor, por amor al rubro de la ruborización de una negación, una mirada perpleja ante sus ojos que oscilan los míos y juegan con el fuego del cigarrillo que apago luego de decirle que no, que me disculpe porque no es tan fácil el rompecabezas.
"And i'm a millon diferent people from one day to the next i can't change my mole" y él quizás sabe lo que esa canción, y esa película, significan para mí.
Mucho más que estas letras que tipeo, mucho más que esas cosas que siento que no responden demasiado bien a una afirmación o a una negación.
Responden más bien a algo que la razón no comprende, a algo que me excede.
Disculpá pero no te respondo, por ahora. Disculpá el mensaje, disculpá el silencio y, disculpá la marca...
No me refiero a la del cuello.

Jugando a la muñequita insana.

Parecería que no, que nadie se dio cuenta, que dejaron pasarlo como dejan pasar a muchas tantas sonrisas ficticias.
Parecería que creen que todos estos cortes son de dolor. Nadie entende que son un halo de placer endorfinómano que juega con el sabor delicado de la sangre, buscando ver ese rojo brillante que cae casi coaguládo, esa morbidéz del tono pálido de la piel que se va tornando violáceo y luego, casi inesperadamente, cesa, para irse dejando el deseo tras su evanescencia, dejando los ojos extasiados como si acabaran de darle todo el espíritu que necesita un vampiro para vivir.

Por esos cortes, por ese “dolor” ese diagnóstico, incomprendiendo el dolor como placer.

Cuesta bastante que alguien posiblemente mire al cutting como una práctica ajena al dolor, específicamente hablando, como algo más relacionado con lo sexual, una masturbación del deseo sádico de sangre. Quizás algo relacionado con un deseo más bien necrofílico o una base algo psicópata relacionada con la idea de la esencia del cuerpo lléndose de él. Pero, irse del propio cuerpo, se relaciona con la disociación, es una práctica en la que existe una elevación del cuerpo por sobre sí, elevación de algo – no se qué es – que se manifiesta como “conciencia” o “alma” a riesgo de meterme en el misticismo.

Precisamente porque no se sabe bien lo que es.

Un collar de ahorque disocia a la persona de sí, al igual que los disociativos-alucinógenos (yo preferiría no adjudicarles el último rótulo) como la fenciclidina, el dextrometorfano o la ketamina.
El cutting es similar a hacer una herida profunda, libera endorfinas que anestesian el cuerpo en segundos, irrigando una sensación de explícito éxtasis y placer, tal cual una inyección de morfina o una toma de oxicodona. Endorfinas, las mismas aliadas de un orgasmo en el sexo y, en diferentes niveles, de una buena dosis de placer culinario (clásico del chocolate).

Ahora, la incomprensión de esto lleva a la incomprensión de una practica que se malinterpreta como episodio trastornado, depresivo, psicosomático.

Lo cual me lleva a querer refutar pues… algunas cositas.

Primero, que los cortes provienen de un episodio depresivo.

Podemos hablar, más precisamente, que provienen de un episodio de alteración de la ansiedad o de angustia pronunciada, una búsqueda por tranquilizarme, completamente ajena a lo relacionado con la depresión.
Bien podría haber estado en plena manía cuando me cortaba, sencillamente por la angustia que causa estar atada a una situación sin escapatoria, sin posibilidades de encontrar otro escape como leer, escribir, dibujar, salir a caminar.

PERO acá objeto, mientras escribo este texto me encuentro escuchando “The prodigy - Breathe” temita que me desboca el sadomasoquismo interno, que me hierve la sangre y exhacerba mis sentidos que comienzan a buscar desmezuradamente una navaja.

Me niego, repentinamente, recordando que no lo debo hacer.

Paro.

Me cuestiono.

Me niego, ¿Por qué?

Porque no lo debo es una afirmación que viene de un “me dijeron que no debo” más no de mi conciencia ética del deber. Tengo permitido hacer lo que quiera con mi propio cuerpo, lo que incluye la parafilia que se me ocurra agregarle a la lista (todavía no probé con vegetales con pinches ni creo hacerlo pero quién sabe). En caso de que lo haga no está proviniendo de un estado de alteración de la psiquis ni mucho menos. Estoy serena. Estoy hipercarburando un poco pero no es nada inusual. Estoy contenta. Estoy en un “estado de bienestar general”.

Pero quiero y me tienta la sangre, el delicioso sabor de la sangre y la piel amoretonada, las venas azuladas o violáceas y la sangre fluyendo, cayendo levemente por mis brazos, endulzando suavamente mi boca, siendo succionadas con una fuerza que pretende disociarme de mí.

Miro el collar de ahorque.

Ok y a conformarse.

Pero sigo, preguntándome, si en realidad no será una mera incomprensión social y no estoy cayendo en la moral de papél crepé que le dice a una darky de alma qué demonios hacer de sus lujurias.

10 things I love about… Seen It all

  • La noche
  • La luna
  • Las estrellas
  • El momento perfecto en el que no hay palabras
  • La brisa que, sutilmente, roza mis cabellos centellando la luna
  • El momento perfecto en el que solo hay miradas
  • Cuando la brisa se calma, y congela la ciudad
  • El agua que no es más que agua
  • La honestidad en la transparencia de mis ojos brillando
  • Que no haya necesidad un décimo de más.


    Después dicen que soy compleja.

    Más simple que eso nada.

Diagnóstico: Uni psiquiatra, eso es usted, unánime al DSM IV

A ver, a ver, señorita bipolar, conteste:
1. ¿Por qué predijo la muerte de su tía abuela, desconocida para usted, a los 7 años de edad?
2. ¿Por qué vió gente muerta en su habitación, estando lúcida, a los 14 años?
3. ¿Por qué nombró todas las estatuas de santos en una habitación de una quiénsabequécosa a los 4 años de edad?
A ver, señor psiquiátra, responda: ¿Por qué no me hace esas preguntas? ¿Qué sabe la psiquiatría de cómo se manifiesta la conciencia? ¿Ehh? ¿Qué sabe?
Claro, recibimos estimulo del ambiente, del objeto y todo lo que rodea al objeto bla bla bla, impulso eléctrico, bla bla bla, información al cerebro, identificación de la sensación, ergo, del objeto-ambiente, interrelación de datos de la memoria visual = ideas.
Paremos ahí.
Ahí viene el pensamiento.
A ver, responda usted que "sabe tanto" ¿Cómo se materializa en mi cerebro el pensamiento? ¿Es eso también un impulso eléctrico? Porque, mientras se interrelacionó un recuerdo del ambiente y del objeto para con otro, algo viajó hasta generarse la idea. ¿Esa idea que ahora tengo "QUE ES"?
Porque yo voy, 80$ la sesión y le plantéo que tengo hipercarburaciones, que las ideas bajan a mil, que los pensamientos se sobreponen los unos a los otros, que viajan demasiado más rápido de lo que puedo expresar y la sensación es la de un orgasmo intelectual, como si todo se desarrollara a mil por hora y fuera a estallar para calmar un poco a ese cerebro ferviente de datos.
-Eso es manía -responde usted.
Como si estuviera en mi cerebro, como si tuviera una reputísima idea de qué mierda pasa.
Y me dice, sin más, que puede ser "trastorno maníaco-depresivo" y le replico que de depresivo no tiene demasiado y me replica que puede no tener un comino de depresivo y derivarse inmediatamente a una serie bastante grande de expresiones maníacas y lo que hay que controlar es que no se somaticen también a lo físico derivando en una aceleración psicomotriz que deriva en delirios y que explica los episodios psicóticos resultado de un stress que coalisionó con un episodio maníaco.
Y me quedo mirándolo, perpleja, irritada, preguntándome que carajo me responde de los sueños premonitorios y de otras cosas que su muy rigurosa "psiquiatría" no puede explicar.
Ahora resulta, la señorita es maníaca, la señorita es maníaca y dele para adelante, la señorita no para e hipercarbura.
80$ y 248.60$ más 67$ de estudios (por ahora...) para saber eso!?
Discúlpeme usted, pero eso ya lo sabía y me revienta que ahora tenga una posible faja con un rótulo estúpido que engloba a personas que difieren enormemente con mi "patología", personas que no tienen idea lo que es tener 476956546958 ideas una tras otra, como vomitadas por el cerebro en un éxtasis verborrágico de la mente.
No tienen idea.
Y me dice maníaca.
Carajo.
Y yo le digo: Pelotudo.
Eso le digo.
Boludo que no sabe nada de nada.

5.21.2007

Sol cayendo sobre algún otro

Imaginar que hacia el este se está poniendo el sol que veo.
Aquí y ahora no daña.
Abandonó su luminosidad blancuzca para tornarse rojizo, bañando sus alrrededores de un disfumado molakai, derivando en algún pálido liláceo, su continuidad ante mis ojos imantados imaginando en este preciso instante en el que pienso "mi sol me abandona para dejar caer la noche" que no es precisamente mío porque caminando más y más hacia el este, habrá alguien, imaginando lo mismo, para abandonarme aquí y ahora, dejando caer la soledad sobre los pensamientos que eran compartidos.

5.20.2007

Edith Piaf - Je ne regrette rien

Canción de aquellas que en mi adolescencia logró tocarme el alma, aún sin comprender la letra y ahora esboza un significado más concreto.

Non ! Rien de rien
Non ! Je ne regrette rien
Ni le bien qu'on m'a fait
Ni le mal tout ça m'est bien égal

!Non ! Rien de rien
Non ! Je ne regrette rien
C'est payé, balayé, oublié
Je me fous du passé !

Avec mes souvenirs
J'ai allumé le feu
Mes chagrins, mes plaisirs
Je n'ai plus besoin d'eux !

Balayées les amours
Et tous leurs trémolos
Balayés pour toujours
Je repars à zéro

Non ! Rien de rien
Non ! Je ne regrette rien
Ni le bien, qu'on m'a fait
Ni le mal, tout ça m'est bien égal !

Non ! Rien de rien
Non ! Je ne regrette rien
Car ma vie, car mes joies
Aujourd'hui, ça commence avec toi!

(no object) Subject unknown

Plantearme la libertad implica un bello discurso: no sentirme libre.
Sentirme limitaza roza, sutilmente, una muestra de humanidad siendo que implica un planteo. Si uno es libre de elección, la desición es un facilísmo de la libertad. En cambio, la sensación de falta de libertad impone esa lujosa opción por los límites, recrando una libertad aún más fuerte, la libertad de elegir fuertemente no ser tan libre, la desición dificil.
Me hace humana el deseo de sentirme limitada por el corazón más que por la razón. La razón tiende a ser facilmente confiable, mientras que el corazón nos plantea cosas más profundas de las que la razón elude reflexionar. Por ejemplo, el deseo de ser poseída.
¿Donde está la racionalidad si puedo ser libre e, inconcientemente, el "cordis" me impone optar por una opción de límites?
De algún modo, responde a la frase: "el corazón responde a causas que la razón no entiende"
Volver a algo esencial, un plano suceptible de la duda y, de algún modo, la vulnerabilidad.
Bien sabido es, soy de esa clase de mujeres que prefieren mantener (más no pueden) un halo de rigidez e imagen de seguridad. Ahora, quebrada esa seguridad por la duda de que los sentimientos debieren corresponder a los actos.
Es allí donde la razón me abandona, dominada por la sensibilidad de diferenciar dos sensaciones distintas y querer optar por una. Optar dificilmente, optar por esa una que me satisface más pero me aleja de la elección primitiva, que sería la libertad pura, porque me impone no ser tan libre de elegir, sentirme restringida por, querer sentirme restringida por.
La pregunta: ¿Y si yo siento que lo que hago no se corresponde? ¿Por qué siento algo donde no lo hay?
Porque el haber, en ocasiones, juega con el creer, con el conjeturar.
Desde la conjetura yo plantéo una falta de certeza. Aunque más no sea mínima, da un espacio a la inseguridad.
¿Y si en realidad el sentimiento de límites viene de la percepción de que cabrían ser impuestos por mi voluntad de permitirlo?
O, bien es factible, solo sean una manifestación del deseo de aceptarlos si se hicieran explícitos.
No poder; entregarme a una desición; desconfiar de la razón; volver a enviar ese mail diciendo un no.

5.18.2007

Canción ajena y dedicada. No diré a quién, solo la tipearé desde, mi nefasto, inglés.

He eyes me like a pisces when, i’m weak…
I been locked inside your heart shaped box, for weeks
I been drown in to your magnet tar, pit trap
I wish I could eat your cancer when, you turn back

Hey! Wait, I’ve got a new complaint,
Forever in debt to your priceless advice.

Meat eating orchids, forgive no one just yet
Cut myself on angels hair and, babys breath
Broken hymen of your highness I, left, back
Throw down you umbillical noose so I can
Climb right back.

Hey! Wait!
I’ve got a new complaint,
Forever in debt to your priceless advice.

Your advice, your advice…

He eyes me like a pisces when, I am weak
I been locked inside your heart shaped box, for weeks
I been drown in to your magnet tar, pit trap
I wish I could eat your cancer when, you turn back

Hey! Wait! I’ve got a new complaint(…)
Forever in debt to your priceless adivice,
Your advice, your advice, your advice…

.
[She’s over bored and self assured, oh no! I know… a dirty word, (…) Hello! How Low?]

5.17.2007

Sucker Love


En la bandeja de entrada, un mail erótico.


Ondeo un poco el humo del cigarrillo, como corriéndome un poco, mientras el ser corría del todo en la escritura. Hacía un espacio.


Coma, punto.


Las fotografías sin flash. Ese regalo perturbante de un momento iluso, un poco de berretin de cabaret, un saco entrecerrado, dejando en sus corresponales la tentación.


Una silueta más que dibujada, una silueta recordada, un momento que se graba y deja de ser esporádico cuando él lo sella entre sus manos.


La dedicación un poco perniciosa. La masturbación compartida en las letras, que ondean un poco, como el humo del cigarrillo.


El humo saliendo de mi boca entrabierta, mientras se captura la imágen que estuvo entre tus imagenes en ese preciso insante, imaginar mi humo saliendo de mi boca, jugueteando un poco con el saco, entremezclandose con mi labial corrido ¿por quién?


La duda. El sí.


Brindo el sí, como si brindara con una copa rota que anhela no poder.


La mirada clavada en el espejo de este momento y el recuerdo de él. Las estrellas omnibulando la luna.


-Mirá, mi amor, mirá que noche tan perfecta... -le digo en la distancia.


Dicen los que no saben, para que la noche sea perfecta, el humo no tendría que ser de un cigarrillo.


Y vos, entendés, entendés en el silencio de ese humo, en la bandeja de entrada vacía de mails galanteandome.


Quiero ser Suya, mientras la música suena en el silencio, mientras este cigarrillo se apaga, y vuelvo a su recuerdo,


recordando sus manos, con esa melancolía del sí que le dí al cigarrillo.


Pero firmo,


Beso Su mano,


y firmo...


Nathalie X.

10 things I hate about me (I love you baby – myself soundtrak)

1. Caprichos. Que quiero y ¿Qué quiero? No importa, pero quiero, me chupa la c***** dios, los testigos de jehová, los límites, el sol, la posición de los planetas. Quiero y punto.
2. La adicción al collar de ahorque. La disociación y las endorfinas y la boca entreabierta gimiendo entrecortado porque la sofocación no deja espacio a nada, excepto al placer.
3. La vestimenta; como si fuera a quién sabe qué fiesta de disfraces setentosos, rococó, glam o cabareteros.
4. La maldita pasión por las letras. Mi mejor amante, la mente. Mi mejor compañía, el hablándome todo el día. Sí, decime, decime de nuevo, de nuevo, otra vez, en replay pero diferente, decilo.
5. Esas miradas que eluden. Esa voz que se quiebra. Esos sentimientos que se ocultan, despacio, detrás de los ojos que transparentan la incapacidad para mentir.
6. Los labios. La mordida en los labios. Los labios mudos diciendo demasiado más.
7. El fetichismo. Las manos de ella. Las cosas que bajan, debajo de los deseos, debajo de la ropa, la fantasía mientras balbucéo un par de palabras de intelectualoide barata y, mientras tanto, detrás de los balbucéos pienso, en paralelo y simultáneo, en las manos, las manos de ella, los labios de él.
8. La tos premeditada. –Disculpá, tengo que ir al baño –digo. Y toso, lentamente, como esperando a que me sigan y…
9. La fantasía de violar las fantasías, en un baño, en un elevador, en un lugar esporádico e inaparente de ser violado… las partes traseras del Centro Cultural Recoleta. Esto también es cultura, queridos míos.
10. La música que me eleva por sobre los 65 volúmenes de la música.

Rape me, again. By Nirvana lyric.

EEG: electrico encefalo gimiendo el placer del pensar.

Carajo. Me tenían que pedir que cierre los ojos...

Yo no cerraba los ojos y me quedaba en reposo desde... ya ní recuerdo. Lo que sí recuerdo es lo que generaba. Mil ideas juntas, una pisándose a la otra, voces de la gente conocida, superposición de voces, ideas, cuentos.

Sí, es que hipercarburo. Para mí es simple, lo expreso en la verborragia cotidiana, ya sea oral o escrita. Por eso no cierro los ojos.

Se lo expliqué a la medica y me dijo que trate de poner la mente en blanco de vez en cuando.

Ella no entiende que las veces que intenté poner la mente en blanco, solo quedaba el color negro y ese azul eléctrico que se superpone con el negro, creando formas, superponiéndose unas sobre las otras, poseyéndome como en un limbo, como en un área supra humana, un viaje psicodélico en la lucidéz.

Me explicó que a veces hay disfunción de los impulsos eléctricos del cerebro.

Hipercarburación, bah.

Yo no puedo estar sin hablar o, sencillamente, es mi cerebro quién me habla. Mi hombre. Y yo le contesto, fiel a mi hombre.

Es así y siempre lo fué.

¿Eso es una disfuncionalidad? ¿Quién juzga los parámetros por los cuales un cerebro carbura? ¿Quién sabe como se manifiesta la consciencia en una persona?

O quizás sea el inconsciente, manifestándose, planteandome una conversación puramente acelerada a mí misma.

Pero es mi amante, mi mejor amante, el único que me conoce y sabe hacerme entrar en éxtasis, aquel que plantea sufragar el vacío y dejarme en intimidad pura: yo con mi mente.

Nosotros solos.

Me habla, me crea cuentos fantásticos, le habla a los que no les hablo, juega, bromea, plantéa cosas filosóficas profundas, va, viene, vuelve, me deja, no me deja... no, no me deja un minuto sola.

El silencio, silencio externo, esa perfección en la que no estoy en silencio.

Y será porque el mundo lúcido no es el mundo de la oniria.

Cuando cierro los ojos, ahí, es como si me acostara con mi mente y le dijera que me haga suya, que haga lo que quiera conmigo, que yo le sigo el juego. Un juego que no tiene final del juego, porque luego me duermo y vienen esos sueños, esa oniria fantástica que crea ciudades, pianos tocándome, la usual noche obscura, los besos, los dedos, la piel, las voces que parecen venir de los ecos, los recorridos por lugares maravillosos que quién sabe si existirán y quizás existan o hayan existido.

Le digo: viajes astrales.

-Puede ser un trastorno convulsivo -me dice.
-¿Convulsivo de? Si mi resonancia magnética salió a la perfección -le replico.
-Porque no es físico sino funcional, no se expresa con convulsiones sino con aceleración -me dice.

Ahora, ¿eso es una enfermedad?

A mi no me quitarán lo que tanta vida me da. Esa reflexividad resultado de esa infomación. Esa información que baja cual catarata. Esa catarata que se expresa cual catarsis.

"Hago catarsis"

Sí, hago catarsis de mi mente.

A veces le cedo el espacio a él.

-Pase, caballero, escribamé -le susurro.

Y el lo hace, lo hace como el mejor. Es tan perfecto. Esa sensación inagotable, ese carrusel fervoroso de emociones, de ilusiones, de dichos, de palabras no explícitas, de pensamientos que se pisan y derivan en todos sus carriles...

Jugando una vez más, como cuando de niña miraba el cielo y ahí comenzaba el viaje, ahí cuando, curiosamente, comenzaba la pregunta de dónde termina.

5.16.2007

Este post no va de etiqueta. De Nat for Rep

VOY A CONOCER A REP! VOY A CONOCER A REP!

Ai . ¿Qué mierda hago vestida así?


Pero pero yo creí que no veníiiiaaaaaaaaa éeeeeeeeeellllllllllll...

Ahora no vale, carajo.

Parezco una prostituta francesa así.

¿Qué imagen voy a dar?
¿Qué le digo? ¿Qué hago? ¿Cómo lo miro?

-Caballero, me horaría con un autógrafo o sería demasiado pedir? Usted posee una capacidad exhuberante de inventiva. Su creatividad es inaudita, llega a los albores de mis instintos, toca lo más delicado de mi ser. Niño azul exhala melancolía en sus ojos. ¿A qué se debe? ¿Es acaso él un alter suyo? Debería de hacerse una página web. Verá, tan estimable creatividad debería ser accesible, transparentarse más a la gente. Su libro me resulta maravilloso, recopilar algo de su ser entre las hojas, jugar con las percepciones del autor. Recuerdo sus tiras, fuera de un libro. Las recuerdo en mi mente. Mi amor, qué noche tan perfecta... le dejo mi mail, avisemé cuando usted sea accesible mediante un click en una página o mediante un café, atte, su gran admiradora, Nathalie -le escribiría.

Y sí.

Ya fué, me vestí inconscientemente como prostituta francesa, todo un agravio al estilo.

Maldita remera de mucama, maldito saco y botas caña alta, maldita pollera high society.

Bueno, pero queda el estilo de la palabra y hacer tiempo hasta las 7.30.

Un habano y a recoleta, a escribir un tira.

Sí.

¿Qué es lo mejor que una admiradora podría brindarle a alguien como él?

Una tira.

Y, modestia aparte, yo también tengo mi (crea)tividad exhuberante.

djdfhjfkhfjk

nervios.

¿Por qué nervios?

Quiero su firma, su mirada distante, como si otra admiradora estúpida lo estuviera halagando distante de la indiferencia.

Voy a conocer a rep.

Repito.

Voy a conocer a rep.

Cambio y fuera.

5.15.2007

Clásicos contemporáneos.

Mi vieja sacó un seguro de vida.
Yo no sé si lo hace para probar a ver si a mi mente se le ocurre una estretegia, similar a la de sixth sense cuando la madre envenenaba a la hija con la comida, para cobrarlo.

Pero mejor dicho, mejor pensado, es una estrategia de posesión. La amenaza ahora no es mi muerte, es la muerte de ella y mi incapacidad para ser independiente. En ese punto, la amenaza sería mi imbecilidad capital. La incapacidad para concebirme empleada con un buen sueldo, con una independencia digna de negarme a usar ese burgués papel higiénico perfumado con perritos grabados en la doble faz (… solo a ella se le ocurre semejante aberración horripilante para limpiarse el culo).

-Pero yo no te dejo herencia, en cambio, si me pasa algo, siempre vas a poder contar conmigo –dice de una manera contemplativa que le atenúa esos rasgos de rigidez.
-No, a ver, si te morís yo heredo un departamento de cuatro ambientes, con 3 televisores (¿para qué mierda quiero 3 televisores, si yo no veo ni uno?), mampara en el baño, duchador, extractor, estufas de tiro balanceado en toda la casa, ventilación de quiénsabequésistemaquetedejamoqueandohastalatraqueaenteraa, patio, etc.
-Pero tenés que pagar las expensas –me dice.
-¿Pero para qué mierda quiero un departamento de cuatro ambientes? A ver, lo vendo y me compro un ph antiguo, como siempre soñé. –le replico.
-Bueno, ¿para qué te lo dije? Vos lo cobrás y punto, ya hablé con tu padrino para que te administre la plata –me dice.
-¿¡Qué administrarme que!? ¿¡Vos te creés que si te morís, en pleno duelo voy a estar pensando en negocios!? –le digo indignada.
-Bueno, pero tenés que comprarte euros y no podés guardar la plata debajo de la almohada como harías vos –me replica.
-A ver, mamá, ¿por qué no me pagás danza clásica en vez de pagar un seguro de vida?

Porque es así de seguro que en la vida de los Wirth, las herencias tienen que ser todo un puto clásico cabaretero, algo bien lejano a mis intenciones de bailar tango jazz.

5.14.2007

To them.

Sharp and open
Leave me alone
And sleeping less every night
As the days become heavier and weighted
WaitingIn the cold light
A noise
A scream tears my clothes as the figurines tighten
With spiders inside them
And dust on the lips of a vision of hell
I laughed in the mirror for the first time in a year
A hundred other words blind me with your purity
Like an old painted doll in the throes of dance
I think about tomorrow
Please let me sleep
As I slip down the window

Freshly squashed fly
You mean nothing
You mean nothing

I can lose myself in Chinese art and American girls
All the time
Lose me in the dark
Please do it right
Run into the night

I will lose myself tomorrow
Crimson pain
My heart explodes
My memory in a fire
And someone will listen
At least for a short while
I can never say no to anyone but you

Too many secrets
Too many lies
Writhing with hatred
Too many secrets
Please make it good tonight

But the same image haunts me
In sequence
In despair of time
I will never be clean again

I touched her eyes
Pressed my stained face
I will never be clean again
Touch her eyes

Press my stained face
I will never be clean again
I will never be clean again
I will never be clean again
I will never be clean again

Vieja, carajo...

Una semana entera quejándose sobre que fumo Parissiens.
Qué el tabaco negro no es de dama, qué es fuerte, qué como va a fumar eso la loca!

Hoy, abro mi nueva cartera (denominada "oso" porque es de pelo) y me mete la mano entre los puchos.

-Para! Qué hacés!? Largá ahí. Chist, el dedito -le dije.
-Es que quiero... es que quiero probarlos.
-Es que qué!? Probarlos!? No jodés todo el día con que el rubio y que el tabaco negro no es de dama!? -le repliqué consternada.

Ya la veo, en una semana, pasándose de Benson a Parissien.

Un clásico.

Mientras no me robe MIS cigarrillos todo bien.

Carajo, si la conoceré, ahora me va a manguear.

Sueldo extra quiero, sí, eso quiero, después que me pida que le pase el plumero al techo.
Sueldo de mucama quiero, eso quiero, con las bragas porno.

En ropa interior, todo un classic del vouyer departamental.

De minas, tipos &

El amor tiene eso de complejo.
Tiene ese complejo de poseer, porque cuando miro las estrellas me acuerdo de él y de esa noche.
Los amantes son como cigarrillos, se encienden y se consumen, pero el amor se parece un poco más al habano. Espera que una lo consuma. Se queda ahí en el fuego, esperando a que una le de una pitada y las cenizas enciendan el fuego. El amor tiene un poco de eso, de complejo y de negativas.

El habano quiere ser de la boca, el cigarrillo de sus cenizas.

Si me conociera y como me conozco, sabría que me enamoro del control.
Porque el control tiene eso, de complejo.
Qué te controlen para poder saborear un poco la libertad. Paladear ese agridulce tan poco amargo, esa libertad. Recibir un no y después una mano, ondeando por entre las rutas, diciendo que está bien, que una de una pitada si total, se consume a gusto.

Y con ella hablamos de códigos, cuando me pregunto qué códigos si el amor lo siente una.
¿Restricciones a la libertad?

Si sabemos, el amor es como un habano. Se hace, esperando a que una pite, a que nunca se termine del todo.
En cambio los amantes tienen esa estrategia, de consumirse solo por el deseo, de ser solamente un momento, unas cuantas pitadas y se acabó, no existen los no, porque una mira las estrellas y no piensa en él, piensa más bien en un cigarrillo, perdiendo el sabor, consumiéndose rápido, esperando a apagarse.

Pero el amor tiene ese sabor agridulce del control, de los no precisos, de un poco de sabor y de revolución, de dolores de por medio, de prohibiciones y posesiones para que la libertad sea tan tentadora.

Y ella me habló de códigos, como si hubiera códigos, como si hubiera amor. Como que no.
Porque le respondo o le respondería, porque no le respondí, que no los hay, porque si los hubiera lo sabría, estaría esa cosa posesiva.
Me gusta “la cosa” y lo anhelaría. Un poco de dolor. Alguna reacción que sé que no estará en este escrito tan vacío.

Porque miro las estrellas y me acuerdo de él preguntándome ahora si le habrá molestado.

Y sé que no, porque no…

¿Por qué no?

Porque sí. Me encantaría también ser única, ser aunque no sea única pero ser un privilegio.
Qué me posea, que me estime de ese modo. Qué tipée algún reproche estúpido, algún histeriquéo mundano, algún halo de mujer celosa.
Me encantaría.

Porque las mujeres tienen esa cosa encantadora de la histeria.
Quizás por eso jamás me haya enamorado de una mujer que me haya dado un sí. Pierden el encanto, se vuelven tan sumisas… y es ese deseo recóndito de control.
Qué me digan que no puedo y ahí rechazar las cadenas. Se envuelve en ese encanto de lo prohibido, esos límites impuestos que una va a quebrar excepto por el amor.

Por ahí, y quizás y quién sabe, jamás amé a una mujer.
Por ahí, y quizás y quién sabe, ayer me consternó su pregunta.

Me habló de códigos, como si yo estuviera bebiendo el elixir agridulce del amor.

¿Es que ella no sabe que solo soy yo la que lo bebe?

Porque sí, secretamente lo anhelo, cuando veo las estrellas y lo pienso a él y me doy cuenta que lo de la otra tarde no tuvo relevancia porque el deseo no es amor.

Pero al habano se lo recuerda, se lo respeta, se respeta su humo y sus tiempos y también me gustaría que se tuvieran que respetar códigos, que el habano fuera también mi boca y la boca de él, poder y no poder, no tener tanto poder por ser poseída por alguien, por ser un bonito objeto del amor.
Pero el amor se quiebra en una falacia. Un discurso que dice que no hay celos, bah.

Celos.

Lo que en la coherencia dice, es que no siento competencia y por eso no siento celos.

La buena pregunta será, ¿por qué no siento competencia? Porque me empiezo a compenetrar en una disyuntiva, porque quizás la seguridad.

Ahí, donde esa seguridad debería ser el amor qué se que no es.

Entonces, ¿por qué no hay celos? ¿Será porque tampoco hay amor?

Pero miro las respuestas y me doy cuenta en mi mente de que, quizás, si haya un poco de celos. Saber que ella sí es su posesión y yo no, conmigo no hay códigos. Puedo hacer lo que quiera. Y me gustaría no poder hacerlo. Quizás, porque este sí es un quizás, sí hay celos de posesión.
También quiero ser su objeto, carajo.
Qué me diga que no. Qué me histeriquée un poquito, medio en broma pero con ese tono, subyugado, de verdad.

Pero la bandeja de entrada está vacía y aún sé que me dirá.
Qué se alegra.

Qué poca alegría para mí, qué en el último fuego del encendedor no pensaba en el otro, sinó más bien en él. Cómo si fueran los labios de él y esa cosa de poseerlo.

El cigarrillo es mío, el habano no, porque sus últimos vestigios no se consumen, quedan en la nada de las vanas conjeturas.

Me gustaría decirle que me gustaría ser suya, aunque él no sea mío.

Me gustaría una promesa, un límite, un compromiso tonto de un amor que él no siente.

Me encantaría ser de él, aunque él no sea mío.

5.13.2007

La inhospita felicidad de nosotros.

Mi felicidad depende de fumar un cigarrillo e ir a Internet, eso iba a decir.
Eso iba a decir cuando de repente el humo me avisó que mi felicidad también dependía de ir a la plaza, cuando el sol se consume, a tomar mi agenda y hacer algún dibujo de incoherentes significados.
Y fuí a la plaza y me encontré con una jaula.
Las rejas que pretenden cerrar los juegos. Los adultos ya no pueden jugar, "Adultos, a laburar".
Pero mi felicidad depende de un cúmulo de alegrías, esa sensación de bienestar como si caminara por las calles de París, sin conocer París pero soñando un rato con una nena dibujando un dibujo de incoherentes significados.
Sí, qué si eso depende, mataron mi alegría.
Pero ahora me encuentro escribiendo y me doy cuenta de que cuando uno quiere vivir la felicidad depende de muchas cosas, lejanas del ascetismo.
La felicidad depende de esto también, de hablar de la felicidad, como si uno la alcanzara en un pequeño insante, sin ver la luna, sin querer saber si se asoma o se esconde por cuáles rasgos parisinos.
La misma luna acá y en París.
La misma luna que miro yo y que no miro hoy y quizás miran otros, preguntándose que es la felicidad.
La felicidad es un papel en blanco, ahí, para escribir el ahora.
Un papel desnudo, tentándome a escribirlo, a tocarlo un momento y hacerle una sinfonía, pintorezca y dibujada o escrita, o balbucear qué es la felicidad.

Me doy cuenta, quizás, que la felicidad es este instante. Qué este instante no es estúpido del todo y si lo fuera, es un momento estúpidamente feliz.
Como llegar a casa y encontrarme con las letras, pero ir al patio desnuda, a fumar el primer cigarrillo por la mañana y, a riesgo de que me miren por la ventana, arriesgarme.
La adrenalina corriendo por las venas un rato, con la armónica música de fondo, el silencio de un patio, también desnuda, de un archivo aún no escrito, de las palabrerías infinitas tocando el desierto sediento.

Y ser feliz cuando bebo algo de agua, en mi garganta sedienta, en el desierto verde, en las rosas florecidas que abandono de agua.

Entonces me vuelvo a la calle, a caminar sin rumbo, a buscar otros destinos.

Quizás una palabra.

-Buenos días, Buenos Aires -digo.
-Buenos días, señorita, ¿qué desea beber? -dice.

Y casi siento el café entre mis manos. Podría ser mi casa o un bar por Plaza Serrano. Podría ser un cementerio de cuerpos desnudos, invitando a mi cigarro a dibujar. Podría ser la felicidad de otro que desea que lo piensen y pensar al otro y no decirlo, para que no se entere de que yo sí me entero de sus pensamientos.

Podría ser abrir la bandeja de entrada y que esté desnuda y llenarla de mails enviados a muchos otros, diciéndoles que los recordé.

¿Para qué? Quizás no respondan. Pero también podría ser un mail o una respuesta a este post. Podrían ser tantas cosas.

Podría ser una muestra de Dalí o un sondeo de Buenos Aires. Podría ser la sonrisa de aquel niño pidiéndome una moneda y yo diciéndole que el gorro le combina con la chaqueta, que le queda muy bonito y él, bailando al gorro entre sus manos, decide ponérselo porque le dije que le quedaba bonito.

Y él es feliz un instante.

Y no por una moneda, sino que la moneda es la palabra, es el intercambio de un gesto, tratarlo como un humano un ratito, fuera de esas casas en las que no los retan por andar descalzos porque no tienen zapatillas.

Puede que la felicidad fuera recordar el día de ayer, y a aquel niño de gorro de cotillon, pidiendo una moneda.

Y la felicidad de él, eso es la felicidad, que por un instante sea nuestra, que ambos la toquemos e intercambiemos eso, que no es solo una moneda, también es una sonrisa.

5.10.2007

La dama en la estrategia

Mueve para todos lados y es agresiva.

Ahora a la defensiva, tus movimientos, mis movimientos a la ofensiva, como siempre juego a la dama.

¿Para qué? Te preguntarás.

No te equivoques porque me parece, no te diste cuenta, lo anterior fue un recurso ofensivo y defensivo a la vez.
Un buen escritor lo hace para tocar fibras sensibles, así como lo has confesado. Te diría (me gustaría mentirte) solo buscaba tu ataque de histeria. Sabés, me pudren pero me encantan, te dan ese encanto tan perfecto, ese aire de personalidad cuando lográs personalizarte tal y como podés, sacando tus garras.
Pero no ceXxX, yo busqué tocarte la fibra sensible para que reacciones. Yo busqué tu reacción.

Te recuerdo, vos fuiste la que dijo: "Va a sonar feo pero yo jamás quice a nadie", precedido de una réplica en mi fotolog. Te quiero. Eso. Algo simple, como una silla corriéndose para dejar pasar el aire.

Ahí viene la dualidad, para que la veas.

Y después tu ataque.

Dale, arremeté con furia porque eso quiero. Porque te quiero.

Y quiero que reacciones. Odiame si querés pero revolucionate internamente. Recibí un te quiero y una crítica destructiva para que no te destruyas, para que aprendas a construir un poco más.

No me respondas los llamados porque el teléfono no sonará. Ya no hay respeto. Soy mala, irrespetuosa. Si te respetara respondería a tu discurso de que no responderás llamadas porque, verás, te conozco y sé que lo haces para que lo haga.

También sé que vas a leerme. Leé esto:

Me alegra haberte tocado una fibra sensible. Me alegra porque así sabés que lo sos, que estás viva, que podes sentir. Bronca, odio, disgusto, seria crueldad, pero jamàs indiferencia.

Así no te vas a perder de vos misma queriendo evadir la verdad.

¿Querés recordarme lo que fuí?
Lo fuí hasta enfrentar la verdad.

¿Sentiste decepción?
Bien, sentiste. Eso busco, que sientas. Quereme u odiame, me tiene sin cuidado, pues no sos indiferente ante un discurso. Al no mostrar indiferencia, cecilia, demostrás que querés vivir.

Si habías caído logré elevarte mediante la bronca.

Eso es, porque en el fondo, somos narcisistas incurables.

5.09.2007

Sí, bah, bueno, pero te quería



¿Qué te puedo decir?
Pendeja de mierda. Puta madre.
Y te lo digo acá para no decírtelo en la cara. Porque las minitas con las minitas somos jodidas. Qué el clima, la estatura, los senos rebosantes por ese escote y los estúpidos kilos de peso que querés bajar.
El claustro de tu habitación y lanosequénuevaobsesión que tenés con la credit card.

Querida, no jodás, ¿querés?

Ahora de nuevo con que quebré y me corté.

Nena, dejá la navaja ahí quietita. Ah cierto, lo tuyo es la gilette. Qué sí, qué el dolor está bueno, bien sé que está bueno pero el dolor en soledad...

A ver.

LA oooOOooOOOOOonda de la soledad es sentirla y vivirla cuando se sabe que no se está solo. La soledad se alía del dolor cuando sí, se está solo. Y esa fue tu elección, Cecilia.

¿O acaso te creés que no me dejaste sola a mí?

Todas las promesitas y que el noviazgo y el le dije a mamá. ¿Qué cosa? ¿Qué estabas conmigo? ¿Desde cuando? ¿Desde la tercera vez que no me quiciste agarrar de la mano porque "sos más moralista que yo"?

Y ahora te picó un bicho bolita. Una butterfly. El submarino xvz3.4012. Y te hundís, de lo lindo.

Lo peor es que mirá, mirá que pelotuda que soy que me sigo encargando de tus problemitas mediante las palabras crudas y realistas, como siempre.

Y puta madre digo, ahora que tenés a tu muñeco de torta y abandonaste a la muñequita. Qué la muñequita era linda pero NO! Qué inmoral! ¿¡Y si me ve el vecino!?
Ahora tenés nene. Ok, se feliz con tu p***.

Pero no, la señorita no es feliz. La señorita sigue sumida en su más profundo existencialismo. Palabra paradoja, para mi un existencialista no existe una mierda.
Y vos dale, metele a tu vida de facultad y dieces.
¿Para que "me exijo sí o sí un 10 o" o un trabajo de telemarketer?

¿¡TELEMARKETER!?

Vos que no te bancás ni al loro de tu suegro te buscás el trabajo más esclavista que existe.
Vos que te autosaboteas haciendo lo que menos queres hacer para buscar la excusita perfecta para autocastigarte, al la heladera y al atracón por no laburar, por gastarle una cifra de cuatro 0's a tus padres.

Re-divertido vivir así.

Porque no. Tu problema es que no querés vivir y mi problema es que te quiero y me recontra infla los jodidos ovarios tener que quererte sin que vos a mí, después de la desilución, después de necesitarte tanto pero tanto y está el vacío.

Entrás a mi flog y yo vuelvo al análisis gestalt gratuito, porque como una jodida masoquista te quiero.

¿Y cómo pretenderías que no te quiera?

Si al final de todo somos dos jodidas masoquistas.

La línea que nos divide es que yo quiero vivir y vos no, a vos la muerte te gusta, a mi me seduce nada más, pero no estar muerta, no señorita. Yo quiero vivir con todas sus letras y no te creas que estoy bien.

Me decepcionaste, me pesó, y sigo de nuevo, bancándote porque te quiero.

Y puta digo. ¿Por qué te quiero?

Será ese masoquismo que dale que me viene, te veo ahí tan frágil y me puede porque te leo tan admirablemente capaz y tan cortada por la navaja, cortando todo tu futuro, estudiando tu insanía a fondo, haciendole el cultito, el monumento darky.

Y dale, que te encanta, te fascina (nos) llamar la atención, llamarme la atención, saber que estoy y que doy y que no estás y eso nos fascina, que no me cuaje la palabra amistad pero estar y saber que pongo publicar y voy corriendo a llamar a tu vieja al cel a ver quédemoniostepasoporlacabeza.

Y gracias querida, porque si no fuera por vos, que sos mi totem a la insanía, el masoquismo me queda grande.

Pero ahí voy.

Ring.

Puta madre pendeja.

5.04.2007

La superficialidad del fotolog

Roja.
De cabello e ideología.

Me había olvidado de muchas cosas. Recordaba aquellos derechos, pero olvidando la palabra humanos.

Soy humana, actúo como tal. Pero olvido mi historia, negra, no roja.

Aquellos bebes que no nacen, tienen derechos. Derecho a no venir a un mundo en el que sufriran violencia y hambre.
Aquellos que nacen tienen derechos. Derecho a no sufrir violencia, hambre y disgregación social.

Porque todos somos humanos y merecemos nuestros derechos izquierdos.

El de sentir y contemplar que todas las capacidades valen por si. Así haya doctorados y licenciaturas. Todos tienen necesidades adentro. A veces afloran como aparente injusticia, pero tras el cristal olvidamos ver que esa injusticia es un grito desesperado de ayuda.

El dolor.

Una madre, cuando aborta, siente dolor.
Un chico, cuando aspira poxirran, siente hambre.
Un hombre, cuando roba, siente desesperación.

Detras de las paredes se encuentran encierros sociales, gente que busca ser en una sociedad que ya les dice que ser... un objeto de comercio.

Una mujer, tras una cocina.
Un hombre abusado por 16 horas de jornada laboral.

Objetos de lo socialmente estipulado.

No decimos basta, no vemos lo que somos capaces de hacer.

Así, un dibujo, expresa la capacidad. Y he visto. Capacidades de gente con bajo ci.

No me jacto de mi ci, porque hay algo muy por detrás de él que es importante. Querer luchar desde la palabra.

La pluma, es una espada.

Con la espada, la pluma y la palabra los saluda cordialmente,

Natheliè.

(Excuse me, i could not convince my mother that i'm not a communist... not even myself)

P.S: Me paso a linux en breve, a lo cual quizás no actualice durante un tiempo mientras reestablezco mi PC y banda ancha. Sigo viva, mas viva y consciente de la humanidad que nunca. Leal a mi misma y a lo que hay dentro mio... mi parte que verdaderamente vale... y no es el hemisferio izquierdo ni el derecho... es la consciencia total.

Rewiev de mi internación

La Comprehénsion

¿En que ayuda una internación de 3 meses?

Comprender implica observar una multiplicidad de factores e interrelacionarlos. Comprender, en primera insantancia, que elegimos. Comprender, en segundo lugar, que somos resultado de factores educativos y que la experiencia de vida y el entorno sociopolitico nos condicionan y a su vez moldean.
Ahora bien, frente a esto (que se manifiesta como opresión en un importante nivel en la vida de individuos insatisfechos) podemos revelarnos.
Revelarse no implica ser "revolucionario" a no ser que la revolución comience por el individuo. Es en ese punto en el que comienza la revolución totalizadora. El poder corrosivo de las palabras. En la comprensión a uno mismo que, como bien ya manifesté implica la comprensión del entorno condicionado por el entorno sociopolitico, comienza la posibilidad de la comprensión de si sobre los individuos que nos rodean. Esto es, buscar la revolución del individuo a nivel social. Llevar a que cada uno encuentre en su esencia la esencia con la que se relaciona con lo material que nos rodea. Por ello, el ser implica tener un rol social. El rol de educar.

Educamos en cada palabra. Reeducamos. Demolemos. Estructuramos.

Cuando la estructura interna es errónea, la persuasión lleva al caos. Cuando los vientos llevan al buque a buen puerto, la calma marea transporta los buques a buenos puertos.

Es saber que cada uno tiene sueños y anhelos que deben ser realistas. En esa realidad moverse en pos de la felicidad, ya sea una felicidad basada en el egoísmo explicito o implicito.

Yo solía salir a caminar. Pocos saben lo que hago cuando salgo a caminar. Pocos saben en que invierto mi dinero. Solo saben que no es puro internet y cybernarcisismo. Hay una estructura interna muy simple, que busca conectarse con un yo con conciencia humana que, hasta hace poco, había decidido ocultar tras la máscara.

No es cuestión de sentirse buena persona, sino de serlo. No es cuestión de elegir un camino, sino de recorrerlo.

El dolor es un arma demasiado potente.

La gente que cree que no daña desde las acciones se olvida de cuanto quiebran los actos. La conciencia humana toda. Desde el fenómeno es que cambian las perspectivas. A veces, ciertos sucesos son necesarios para forjar la sensibilidad. Sin olvidar, la sensibilidad forja fortaleza. Es esa el arma que no demuele países. Demuele conciencias.

El dolor de la ausencia de la justicia es el más grave.

La impotencia, su motor.

Le quiero agradecer a una persona que me acompañó a pesar de las distancias que nos separaban y comenzaron a unirnos cada vez más. Ella está orgullosa de mí.
Le quiero agradecer a una persona que anula en este momento mi capacidad de agradecer, porque quizás va un poco más allá de la palabra amistad y me cuesta encontrar palabras justas.

Qué injusticia.

Pero te merecés este post, E.