Breathe

Breathe
Nunca ha habido nada, pero todo lo que hay es mío.

6.03.2007

O tus recuerdos. Querida O.

Cómo si ahora una locura musical planteara en los recuerdos, el pasado, el ayer de ella.

Remember me when every noses strart to bleed. Just 19.

Ese just 19, tu vuelo sobre el vuelo del polvo, tus manos sobre mis cabellos de antes en el relejo de ese antes. Ahora tu teléfono, sonando una y otra vez sin respuesta.

¿Quizás comprender que cambiaste?

¿Para que jugar a damas que no sean rojas y negras?

Quizás por esa otra canción que se llama: protect me, from what i want.

It’s that disease at the age.
It’s that disease that we crave.
Along at the end of the rave
We catch the last bus home

Corporate America wakes
Café republic in case
We open a lach on the gate
Of the hole that we call our home

Protect me from… what I want.

(maybe we are victims of fate)

We drink and get high and then FUCK.
And now we are all alone.


Alone, palabrita que se instaura en la almohada todas las noches, cuando no instauro a nadie porque no quiero pero quiero verte.
Algo estúpido, digamos, llamalo como quieras. Como gustes, M. Decile estupidez de mi parte o no digas nada, sencillamente seguí sin responder el celular. Comprendo. No tendrás crédito o algo semejante o quizás mi madre.

¿Sabés? Cuando escribo estas cosas pienso que hay tantos quizás para ponerle a las oraciones.

Quizás por el destino.

Esa me gusta.

Eras tan hermosa. Si te hubieras visto en esos momentos en los que sentías a flor de piel y llorabas y sufrías y mi mano sobre tus manitos, sobre tus brazos cortados y luego los míos: nuestros.

Parece estúpida la palabra, sí, todas las palabras de este texto son estupidas.

Pero, ojo: extraño a aquella que eras.
Después y ¿por qué? Quizás por mi culpa, vino el polvo mágico, el líquido sufragado detrás del sentimiento (o adelante) y yo era quién te convirtió en yo. Solo que ahora, tan ajena, tan anónima, te añoro. Claro, yo también me había convertido, en su época, en un yo que no era mi yo. Después no hubo vuelta atrás. Después el negro y los labios lábidos y la sangre y la piel completamente blanca debajo de la navaja y la putrefacción de mi cerebro y toda esa gelatina y la lengua y los vómitos y la droga.

Mi esposa me había abandonado. No fue fácil, no dura para siempre. Se fue, con algún tipo de la DEA que no la dejó estar conmigo. “O” era divina. Hacía el amor como ella sola, en abrazos, en caricias, en silencio total, en gemidos cubiertos de sin nombre, en dedos que rasguñaban y luego iban despacio y te dormías con ella. Amanecías, no estaba, dos cucharas y la llamábamos a desayunar. Luego en el colegio me coqueteaba, yo dormía, le decía que no se meta que se iban a dar cuenta y… se dieron cuenta. Eramos nosotras dos y nadie más, nadie que se metiera hasta que la DEA… Y bueno, sí, extraño a O. Yo soy suya, siempre lo fui, siempre lo seré, aún cuando hay otras cosas, nadie me dio el placer que me dio ella, el significado en la almohada, la piel erizada.

Supongo que mamá heroína la retó.
(Así son las madres, macabras)

¿En que andarás? ¿Quiénes serán tus amantes ahora?

Mi almohada jamás olvidó a O, en cada caricia ajena.

Girl Irrupted 2

Cómo si más no fuera, una mano que se mete debajo de las sábanas, o por arriba adrede, unos labios que palpan sigilosos otros labios. El fondo, el trasfondo, eso deja de importar porque ahora solo quedan labios, todo se reduce a un olfato meticuloso del otro, una búsqueda perdida por entre las manos, las manos desabrochando un par de pantalones, una risa ahogada o, quizás, un gemido, difuso y la mano que cobra voluntad propia, ondula por debajo, siente, humedecida, de a poco empapada, de a poco los gemidos que cobran calidad de gemidos y los labios que ahora entreabiertos rien. Dolor y placer en una misma profusa nube, ambos juntos, ambos gimiéndole a las fantasías que dejan de ser fantasías y el instante que parece elevar más allá del cuerpo o el cuerpo que se eleva. Y cae. Cae. Se parte en dos contra el piso y mi voz: nos vamos. ¿Por qué? Porque es así, querida, nos vamos, otra vez empieza u otra vez termina, así tiene que ser el juego para que se repita o para repetirte en el baño, fetiches de portaligas, fetiche de voyeur de la dama que limpia y tu imagen o nuestra imagen y después no importa.
Ya está.
La noche terminó hasta el replay.