Silueta pegada a la puerta, en el marco de la entrada, palpa las inexistentes llaves en su cartera con aroma a dama. Escucha la música que resuena en la habitación y sella sus labios conteniendo sus lágrimas. Voltea su cuerpo susurrando desencantada “diagnóstico errado, ¿darás a estos labios otro dueño?”.
Mientras él creía que ella blandía hirviendo sus internas partes contra pedazos de cuerpo, ella silenciaba su error entregándole su seno.
Sus dedos recorriendo mi piel clamándolo dentro, mis dedos relatando palabras perdiéndose en el silencio.
Ella se va, traspasando sus ojos abiertos. Llega a la distancia dónde se pierde el deseo. Ve sobre la pantalla un cartel perecedero:
Error 404: Prohibido no tocar.
(Ella solo quiere ser posesión de su recuerdo)