
Breathe

Nunca ha habido nada, pero todo lo que hay es mío.
8.06.2007
Rimmel

Cambio de look: Con el anarquismo en la cabeza.

Así es, señoras y señores, doñas y dones, me he hecho rojinegra, cyberpunk, cortecito a dos capas carré y similextensiones pero de pelo real, labios rojos y ojos meticulosamente delineados, peliroja y negro preto a su vez: haciendo gala al escracho con pies que soy, también milito por el derecho de vida de la rúcula y el tomate cherry (muerte al microtomate, ¡engaño capitalista!).
He aquí un adelanto (qué en realidad es atraso porque ahora creció más el carré):
Y como este blog también milita a favor de la vida de la nutria, el tigre siberiano, el hurón y toda cosa con piel glamorosa, aclaramos que todo glamour de piel visible en la foto es SINTÉTICO.
Cómo Alicia en el País de las Pesadillas
El aire agrietado en mis partes y las rejas, todos rejas y esas rejas sobre más rejas y yo infinitamente pequeña, acuclillada y llorisqueando en mis rodillas y tu rostro frío y seco diciendo que llorar es para débiles, y de repente yo despertando y sollozando en la obscuridad y por fin despierta pero por qué el dolor y miro alrededor y de nuevo rejas dentro de rejas, como cajas dentro de cajas y niñas dentro de mujeres en pánico y vos caminando y tus dedos marcando las rejas y ese rostro de hielo, tu mirada casi absorbente y exasperante y sollozo y me quedo dormida pero dormida me despierto y otra vez viendo, sintiendo y tengo que estar despierta y esta vez la imagen azul profundo y corro y choco contra esas rejas, porque el sueño no, el sueño no termina, se repite interminablemente y mi corazón empieza a palpitar tanto que ya no lo siento, es una sintonía de desesperación ¿por qué no despierto? Porque despierto y despierto una y otra vez dentro de la pesadilla y una y otra vez tu imagen y digo: ahora.
Despierto.
Me acerco al dormitorio tuyo, a cerciorarme de que estés ahí, de que no soy tu prisionera, pero no hay nada más aterrador que darme cuenta de que la realidad es otra vez la pesadilla: tu rostro, exactamente tu frío rostro.
Despierto.
Me acerco al dormitorio tuyo, a cerciorarme de que estés ahí, de que no soy tu prisionera, pero no hay nada más aterrador que darme cuenta de que la realidad es otra vez la pesadilla: tu rostro, exactamente tu frío rostro.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)