Breathe

Breathe
Nunca ha habido nada, pero todo lo que hay es mío.

9.07.2007

Mi abuela se casó a siete colores.

No sé si lo comenté alguna vez, pero mi abuela tan "políticamente correcta", sensatamente imbécil al denigrarse como mujer rebajándose a limpiarle el culo a su marido y hacer más de cinco comidas caseras por día, sin ningún tipo de progreso intelectual ni adelanto social, fue revolucionaria en su época.

Por empezar, iba a la iglesia de fuccia y con escote V.

La siguiente revolución fue cuando, por aquellos años locos (qué históricamente serían los 20, pero yo me refiero a una locura mucho más psicótica, impregnada en la entremezcla de guerras y revoluciones sociales, neurósis por doquier, transformación de los roles: 1940) de mi abuela, fue cuando se subió a una motocicleta digna de Tracy vestida con campera de cuero, pantalones chupinados y botas texanas, los cabellos dorados y el labial rojo, y anduvo por motocicleta por toda la ciudad.

Me he enterado también que la mujer gustaba de nadar desnuda (sin entrar en detalles, también gustaba de andar desnuda, pasé toda mi infancia avergonzada cuando salía en ropa interior a abrir la puerta, a la vista de todo traseúnte que anduviese por la vereda).

Pero lo verdaderamente incorrecto fue su vestido de bodas. Se hizo una pollera a 7 capas de tul, amarilla, roja, verde, fucsia, violeta, azul y celeste. Para colmo, por encima de la rodilla (¡terror con piernas!).

Cintura de avispa (ganándole a mis ex 64 centímetros), senos de 98, cabellos dorados... y todo un grito terror para la moda.