Tengo un gato.
Hoy decidí que quién no tiene miembro masculino no puede ser macho. No importa la insistencia del veterinario y el hecho de que insista en llamarlo "Yukio" por Mishima.
Eso sí, es un puto, le encanta que le besuquee las tetillas.
Me enamoré... y es correspondido.
La felicidad puede ser una mordidita en la nariz, una áspera lenguita en los labios, un maullidito mal artificiado, una cabecita escondidita en el doblez de tu brazo y quedarse dormida mientras oís un ronroneo interminable y dos perlas verdes te miran fijamente.
Hoy decidí que quién no tiene miembro masculino no puede ser macho. No importa la insistencia del veterinario y el hecho de que insista en llamarlo "Yukio" por Mishima.
Eso sí, es un puto, le encanta que le besuquee las tetillas.
Me enamoré... y es correspondido.
La felicidad puede ser una mordidita en la nariz, una áspera lenguita en los labios, un maullidito mal artificiado, una cabecita escondidita en el doblez de tu brazo y quedarse dormida mientras oís un ronroneo interminable y dos perlas verdes te miran fijamente.