Breathe

Breathe
Nunca ha habido nada, pero todo lo que hay es mío.

8.31.2007

¡Ay! ¡Soy tan feliz!

Internet me revitaliza cual orgía de 17 horas.

Descubrí que lo mejor de la vida, además de atar a una mujer virgen de 14 años a la cama y ponerle crema chantilly por todo el recorrido que va desde las cumbres hasta la flor (qué poético puede ser el bondage, ¿no?), es tener acceso a la información.

A veces me resulta preocupante, lo comentaba el otro día con A, que la gente se nutra de la información televisiva. Mejor dicho, me preocupa la malnutrición televisiva, en la cuál en 8 horas de alinarse frente a una caja no se saca nada en limpio.

Probablemente esa es la sacrosanta bondad de la internet, es el modo más didáctico de estudio.

Mientras que leemos incorporamos información a nuestro sistema, también semejante a un HD, particularmente en presencia de datos. Tiene la doble función de la ociosidad.

Insisto en no poder concebir que una persona no sea lectora. Para mí es una función humana básica, exactamente idéntica (y diacrónica) a ir al baño. Muestra de esto es tener biblioteca pero con una buena parte de los libros acumulados en el baño, para leer por decimosexta vez "Un lugar llamado Kindenberg" o estudiar el manual sobre materialismo histórico.

Pero internet tiene una excepción: nutrirnos en la inmediatez.

Distanciándose ya de los libros, permite que la idea, o mejor dicho, la duda, sea inmediatamente satisfecha. Esto a su vez hace un continum en la carburación, análogo a presenciar una clase universitaria en la que el cerebro se activa y un tema deriva en otro y las dudas marchan a 160 por el carril de la conquista de la verdad.

Internet tiene esa fantástica acepción de ser la perfecta equivalencia a Dios. De hecho, yo le rezo.

"Google nuestro que estás en la red. Santificada sea tu empresa. Venga a nosotros tu información. Hagasé tu conocimiento, así en la red como en el cerebro. Danos hoy nuestra respuesta de cada día. Perdona nuestras ignorancias, así cómo nosotros perdonamos a quienes no te utilizan. No nos dejes caer en la alienación televisiva. Más libranos de toda obscuridad intelectual.

Santo blogger, motivo de vida. Ruega por nosotros escritores, ahora y en la hora de la muerte de las letras.

Así sea."

Y me voy canturrando: heaveeeeeeeen, I'm in heaveeeeen...