Una percepción estúpida.
Vana percepción que se evapora apenas intento rozarla.
Después vuelve, a mis manos, como pidiéndo que encapsule el momento de euforia.
Ahora los ojos nuevamente se retraen, vuelven a esa melancolía de copas rotas que huele a un poco de alcohol medicamentoso que no puede evaporarse entre mis venas.
Vuelve a la otra noche y a ojos que colapsan en mi mirada, pasan fútiles, insantáneos, lucrando con el mercado del placer y la habitación completamente a obscuras.
Mail: Nos tenemos que ver.
Vernos, un instante fútil, una palabra amena que diga que todavía me recuerda como en esos viejos tiempos.
Un café, el aroma a café y los videjuegos, otra vez silent hill y su cabeza postrada sobre mi regazo, el silencio que son lágrimas compartidas por no poder entender porque este maldito vacío entreviene al colapso de la música en mis oídos, la bella música que ondula la memoria, otra vuelta atrás, otra vez sus caricias y su boca amagando y mi sonrisa que lo censura y le dice que no. Su pequeña mirada melancólica, su pequeña mirada perdida en los recuerdos de lo que yo denominaría amistad pero quién sabe a él no le encaje bien.
Voy de encaje, solamente por amor al rubro del amor, por amor al rubro de la ruborización de una negación, una mirada perpleja ante sus ojos que oscilan los míos y juegan con el fuego del cigarrillo que apago luego de decirle que no, que me disculpe porque no es tan fácil el rompecabezas.
"And i'm a millon diferent people from one day to the next i can't change my mole" y él quizás sabe lo que esa canción, y esa película, significan para mí.
Mucho más que estas letras que tipeo, mucho más que esas cosas que siento que no responden demasiado bien a una afirmación o a una negación.
Responden más bien a algo que la razón no comprende, a algo que me excede.
Disculpá pero no te respondo, por ahora. Disculpá el mensaje, disculpá el silencio y, disculpá la marca...
No me refiero a la del cuello.