Breathe

Breathe
Nunca ha habido nada, pero todo lo que hay es mío.

6.13.2007

Imagen sobre su imagen: Desnudándome de extrañarle

Verle su imagen tiene una belleza detrás de las palabras.
Podría objetar: pensarle. ¿Por qué no?

Pero sí, también ver su foto. Pienso y sonrío cuando recuerdo noche de sus labios. Algo disfuma mi mente. Imaginar, manos sobre los cabellos, aires respirados de su aire y un instante de silencio y tan solo mirarle, mirarle y solo mirarle.

Por ejemplo ahora, un instante de silencio. Si sabrá, si se imaginará que verle es un poco más que un instante silencioso porque tan solo mi mente viola el ambiente mudo y entonces me balbucea un lo quiero.

Y no es solo a su imagen, no: es que es hermoso y me hace hermosa.

Eso sucede.

Más allá del reflejo de sus ojos negros o sus labios voluptuosos (cómo los míos, vale admitir) me hace hermosa. Aún sin intentarlo, me da un halo de belleza poder admitir que es hermoso, que le extraño, que le quiero, que le deseo. Cariño. Poder decirlo, poder decirle corazón sin sentir que el ácido corroerá las paredes de mi vulnerabilidad para dejarme desnuda y fría.

Porque su recuerdo, sencillamente, no quiere enfriarse.

Caballero, pensarle en este húmedo atardecer, en este cielo gris y ahora me voy, a esa noche despejada y precisamente perfecta. Yo estaba preciosa y no por haber querido honrarle como una dama, sino porque me hacía preciosa mi mirada posada en su piel, me hacía bonita mi pensamiento de tenerlo a usted y, aún sin tenerlo, desearlo y que ese deseo sea una serie de recuerdos hilvanados hasta el ahora.

Es así, como me hacen bella día a día sus presénciales besos sobre mi memoria.

Me gustaría tenerle un instante en el que las palabras acallen todo lo que lo pienso, o mejor dicho, un instante en el que todo lo que lo pienso acalle las palabras y sellarlo con mis labios posados sobre los suyos. Explicarle como soy tan suya en pensamiento, que se ha impregnado en mi aroma, en mis versos, en las manos posadas sobre mi propio cabello, mis manos que podrían ser suyas o de otro (pero siempre ansiándolo).

Quedo, imantada por su imagen y mi imagen. Precisamente por mi imagen sobre su piel.

Extrañándole.

Infame

Sin piedad dejas atrás
un séquito de vana idolatría
sos tan espectacular
que no podes ser mía nada más
(tenés que ser de todos.)

La piel, los labios donde roza la bambula
serán mi prado, mi vergel.

Ya sé
el camino a la fama no significa nada
si no hay una misión

¿cuál es?
hacerte muy putita, probar tu galletita
con toda devoción.

Derramas esa impresión de ser la acción que encarna la ternura
a tu alrededor no hay humildad, la venus es caricatura
(tenés que ser de todos.)

La piel los labios donde roza la bambula, serán mi prado mi vergel.

Ya sé.

(Ya sé)