Breathe

Breathe
Nunca ha habido nada, pero todo lo que hay es mío.

11.02.2007

Declaración del 2 de Noviembre del 2007

Ahora, acá, en este preciso momento de mi vida, no creo que necesite absolutamente nada más que lo que tengo.

Me siento plena, satisfecha, feliz y completa.

Sé que no es un clásico en mi vida y es extraña esta sensación para mí. Siempre creí que no podía definir con exactitud la felicidad. La he llevado al relativismo extremo, aduciendo (bueno, podríamos alegar exceso de cientificismo bizarramente entremezclado con cientificismo) que la felicidad suele ser un estadío del recuerdo del pasado que llevamos al nivel de ideal sin tener la capacidad de contrastar el estado actual de las cosas, añorando, casi residualmente, volver a ese instante de plenitud, siendo que, a su vez, se suceden las cosas ahora y pasa el tiempo y, posiblemente, nos encontremos luego volviendo a añorar el momento aquel que no supimos apreciar por ser una cuestión de experiencia del tiempo. Es decir, solemos añorar melancólicamente aquello que perdimos.
Por otro lado, alegaba que "neuronalmente" nuestras únicas posibilidades de experimentar la felicidad eran mediante su expresión más nímea: la alegria. Es decir, la serotonina. Por supuesto, como todo neurotransmisor, su presencia antes de ser recaptada es bastante escasa, a lo cual, el concepto de felicidad se ciñe más a la posibilidad de "bienestar".

Pero hoy, curiosamente, se me desvarían todos los sentidos porque no me siento alegre: me siento feliz.

Mis teorías cientificistas sobre la serotonina se ven doblegadas sobre aquello que va más allá -y probablemente se relacione con la psíquis- que es la seguridad.

Poder comenzar a pararme más firme para con mi familia, establecer los límites que bien merecidos tienen.

Poder mostrarme como soy y ser aceptada por gente que considero valiosa.

Poder ser cariñosa con alguien, sumamente cariñosa, y recibir una respuesta afirmativa ante tal acto.

Poder decir esto de una manera manierista y compleja tan solo para no exponer la vulnerabilidad que aquello implica. Porque el jueves le dije a mi psicóloga: "Para mi la felicidad es tener todo aquello que cupa dentro de mi absoluto control". Pero es eso y más que eso. Es eso y este texto y poder ser retorcidamente insoportable para explicar lo que siento... pero estoy aprendiendo que hay algo que trasciende muy por encima de la mágia del lenguaje. Hay algo que trasciende la razón, hay algo que trasciende la capacidad de verbalizar... y es la pasión de poder sentir, no importa qué, no importa cómo, pero importa el vivir y saber que logré aprender que este momento me hace feliz y se desdibuja la melancolía del pasado.

Es aquí y ahora... finalmente.