Breathe

Breathe
Nunca ha habido nada, pero todo lo que hay es mío.

5.20.2007

(no object) Subject unknown

Plantearme la libertad implica un bello discurso: no sentirme libre.
Sentirme limitaza roza, sutilmente, una muestra de humanidad siendo que implica un planteo. Si uno es libre de elección, la desición es un facilísmo de la libertad. En cambio, la sensación de falta de libertad impone esa lujosa opción por los límites, recrando una libertad aún más fuerte, la libertad de elegir fuertemente no ser tan libre, la desición dificil.
Me hace humana el deseo de sentirme limitada por el corazón más que por la razón. La razón tiende a ser facilmente confiable, mientras que el corazón nos plantea cosas más profundas de las que la razón elude reflexionar. Por ejemplo, el deseo de ser poseída.
¿Donde está la racionalidad si puedo ser libre e, inconcientemente, el "cordis" me impone optar por una opción de límites?
De algún modo, responde a la frase: "el corazón responde a causas que la razón no entiende"
Volver a algo esencial, un plano suceptible de la duda y, de algún modo, la vulnerabilidad.
Bien sabido es, soy de esa clase de mujeres que prefieren mantener (más no pueden) un halo de rigidez e imagen de seguridad. Ahora, quebrada esa seguridad por la duda de que los sentimientos debieren corresponder a los actos.
Es allí donde la razón me abandona, dominada por la sensibilidad de diferenciar dos sensaciones distintas y querer optar por una. Optar dificilmente, optar por esa una que me satisface más pero me aleja de la elección primitiva, que sería la libertad pura, porque me impone no ser tan libre de elegir, sentirme restringida por, querer sentirme restringida por.
La pregunta: ¿Y si yo siento que lo que hago no se corresponde? ¿Por qué siento algo donde no lo hay?
Porque el haber, en ocasiones, juega con el creer, con el conjeturar.
Desde la conjetura yo plantéo una falta de certeza. Aunque más no sea mínima, da un espacio a la inseguridad.
¿Y si en realidad el sentimiento de límites viene de la percepción de que cabrían ser impuestos por mi voluntad de permitirlo?
O, bien es factible, solo sean una manifestación del deseo de aceptarlos si se hicieran explícitos.
No poder; entregarme a una desición; desconfiar de la razón; volver a enviar ese mail diciendo un no.

1 comentario:

Mr. Hyde dijo...

la razon y el corazon, siempre tan contrarios en sus deseos, aunque decir esto no es novedad. ¿ y que pasa cuando a uno la razon llega a dominar el corazon?..que es lo que queda?