Breathe

Breathe
Nunca ha habido nada, pero todo lo que hay es mío.

1.11.2007

The F(uck) word.

Familia.

Me enteré, el 24 de Diciembre, que hubo un juicio por mi tenencia. Apartentemente, se puso dinero para generar un amparo (o esa cosa, en términos legales). Pero sí. Peleó por mí. Ahora puedo ver con claridad todo lo que hay. No me refiero a formas, estética y márketing.

Me refiero a mí.

Yo.

Mi cosa favorita: Yo & el yoísmo & la pérdida de la identidad.

Digamos que dificilmente sé que soy. ¿Quién soy? Después de todo esto. ¿Qué actitud es mí actitud? Toda actitud. La pregunta real es: ¿Qué es lo actuado?

Siempre amé la fantasía y el dramatismo rimbombante. Esa soy yo. Pero la yo que vino después y todo eso que de desmembranó en miles de fragmentos del dolor. Los cristales sobre la sangre y la lengua buscando corroer la piel blanca debajo de la piel.

No conozco a ese señor que me quiere ver el 14. No lo conozco. Él a mí sí. Es depresivo. O no. Se deprime por haberme perdido y no haber luchado. Mi abuela, mi otra abuela, era depresiva también.

Creo que yo no. Me deprimió la sociedad. La perversión de la sociedad. Hipocrecía y mentira. La locura de la máscara.

Pero no. Yo no. Yo, yo, yo y yo. La puta madre.

Yo era hermosa.

Tan hermosa que le preocupaba a todo el mundo mi ida del mundo.
"No estoy ida. Silencio. Escuchá la belleza. Silencio. Escuchá, leé, sentí, dibujá, creá"
No convence. No vende. No hay target.

La nena era monstruosamente rara. Los árboles y la fantasía y la capacidad de dibujar y las formas de actuar y las interrelaciones y los juegos de lógica y la información que devora y sus cuestionamientos.

La nena molesta.

Good girls don't DO .

El único que respondía con franqueza era Adolfo. El único que no despilfarraba una sarta de incoherencias sobre jesús o los espejitos de colores y los aborígenes. No. Vamos a comprar los regalos. ¿Qué querés para navidad? Un ponny. No. Voy a misa el domingo, si quieren se quedan cenando. - Dale, gracias, fideos con tuco y mucho queso. ¿Como se compra a alguien con espejitos de colores? No. Los masacraron. ¿¡QUE QUE!? ¿Y por queeeeeee te dicen otra cooosaaaaaaaaaaaaaa? Porque ocultan la verdad.

Pero él falleció. Falleció y el mundo seguía afuera del silencio y nuestras rosas. El mundo no me gustaba. Nunca.
Los niños cantores de Viena, sublime. El arte de cuerpos pintados expresándose en silencio, sublime. Parque Camet y las cabalgatas (caballos blancos o negros para mí), sublimes. Bariloche y los secuoyas, sublime. Él y el silencio. El silencio y las rosas. La manos que acaricia y la demasiada ternura.

Pero murió.

Ella solía pasar sus manos por mí. Cuanto me odiara. Cosquillas hasta quitarme el aire y no poder respirar para gritar un basta. Uñas.

Dedos.

Sobre la piel y aquellas noches y horas enteras. Malditos dedos. Su respiración y los dedos. La mirada de la inocencia al piso. La vergüenza. Tu muñequita de porcelana y la muñequita de torta del mundo. ¿Ahora qué?

Claro. Yo la gata. La que se resfriega ante manos y muere por luz en los ojos de la gente muerta. La que tira el sexo por el inodoro. ¿El placer de qué? El placer de manos y piel y los gemidos entre cortados de la boca roja entreabierta y el asco. El demasiado asco de mí. La puta que Me parió.

Vos y las fotos. Tus revisaciónes ginecológicas. Los toques explicativos de "educación sexual". Las fotos. Pútridas. Lo grotesco. Qué asco me dió siempre el grotesco. Qué asco la falta de elegancia. Vos ahí y esas fotos que muestran ese vos sucio y hediondo.

Él en la tumba.

El incesto en el alma. Mi prima menor y el sexo. Mi primero tercero y el sexo. Mi prima tercera y el sexo. Mi tio gay. Verlos a todos ellos, la feminidad inocente. La personalidad fuerte.

Pero vos y ese hedor de mierda, M.

El legado. Claro. Vos lo hacías por auto destrucción. Yo para herirla a ella (nos) porque era mujer. Ser mujer es pecado en este mundo. Enamorarse de la belleza es pecado. Las palabras son pecado. Las manos y las manos de ella y sus uñas pintadas de rojo y las caricias y las miradas y el amor puro. Ella y su pelo lacio. Sus manos de artista y sus uñas rojo sangre.

Beg i nen.

Entonces la venganza. Por no amarme por ser mujer. No. Por amarme y no hacerlo por ser mujer. El alcohol de por medio. Los labios rozando la tentación y las palabras y su maldito novio. Novio entre las sábanas, dale, así la tengo cerca, dale, que quiero tocar lo que la toca. Dale que quiero tocar lo mucho que la amo. Después el mejor amigo del novio. Su mejor amigo. Su amante. Las sábanas. Los amoríos varios. El asco.

Andate, rápido, por la puerta, no quiero los no perfumes en mi almohada.

Ella lloró. Una sola vez y una única vez y ahí murió todo. El sexo de plástico y fuiste todo lo que quise. Tus manos perfectas y tus ojos negros y tu uñas rojas y ese modo por el cual ella ya no podía tocarme: vos.

Pero ser mujer y la sociedad.

Macarena. Es un sol, decía Campe. Sí. Lacrimosa y Macarena. El decadente glamour gótico. Rojo y negro. Labios rojos. Luz.

Campe. Él y él. Todo lo que el sabía. Ciencia. Idiomas. Sociedad. Política. Todo en él y su Snobismo y su sutileza tan hermosa.

El pormedio. Demasiado sexo por beneficios. Polvo blanco del dolor. Él demasiado asco. Ese asco.

¿Qué hiciste? 6 pastillas nasal. 3 días. Sin voz.

¿Qué importaba ahora? Solo las endorfinas de la O. Silencio. Nada más. Sola en una cama y el placer. Teniendo sexo con mi narcisismo mudo. Sin ellas. Sin ellos. Sin ella. La amante de la muerte. Las sábanas todo el día y el sueño que invadía el placer químico. Solo química y no hay caricias y hay todo: nada.

Él en descomposición.

Cuerpos. Quiero cuerpos. Sangre. Dolor. Cuerpos. La sangre 14 pero tiñiendo mis brazos. Los juegos pero a diario. Ellas. Maniquís de nada. Plástico y más plástico. Belleza de ojos y mente de aire. La negra locura del cabello azulado. Mentes de aire. No importa. Muñecas de sexo. Hasta ella.

Maricel y la sangre. La inestabilidad. Ese día y esos labios. Las demasiadas poesías. Las manos de ella. Las manos que a veces, tímidas, rozaban. La boca que miraba y su negación. No quiere a nadie. No tiene a nadie. Nadie es nada. El alcohol de nuevo. Ese momento, por siempre, en mi mente. Mis uñas desgarrando su espalda. Los collares del no aire de la disociación. Los labios entreabriéndose de placer. Su corset roto. El portaligas invisible. Mis uñas en su piel y para siempre. Su sangre en mi lengua.

Dolor.

Ahora es la nada. Hippie de las tiñeblas y la revolución de la inmadurez en la química. Alma perdida y el amor del pasado.

Ellos otros que hirieron. Él, concretamente. La ternura de ayudar a quién lo necesita. La muerte detrás de la amabilidad. Abrir los ojos desnuda con las prendas desgarradas y la puerta abierta. Los ojos muertos y el sexo que mata.

Ahora ella, mi yo en ella, mi D. J con D. La quiero en su voz monótona. En su mirada intelectual. Detrás de esas gafas y con esas gafas. Su arte. Su expresión corporal en la quietud. Su asco con el mundo y el demasiado desinterés. Esa crueldad detrás de la voz. La risa ante el mundo. La degradación de la idiotez. La comisura de sus labios erguiéndose ligeramente. Los ojos fijos a mis ojos. Esas manos. Nuevamente manos. Lejanas y oscuras pero esa mirada. La complicidad de la acidez. La agresividad en la piel: Nadie entiende la elegancia.

El cadáver perfecto que quiero saborear: el de mi propio sexo (y D)

No quiero manos de ella sobre mi piel. Su desesperación por casi perderme. Quiero, solo quiero, su cadaver. El único que no lamería.

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